Tomando en cuenta toda la incertidumbre colectiva que se ha creado a partir del covid-19, meditar puede ser una buena opción para calmar la mente y, si se realiza en un entorno natural, puede ser una aventura satisfactoria. Sin embargo, si en ese espacio se encuentra uno de los volcanes más activos del mundo, la experiencia puede resultar de todo menos relajante.
Eso es lo que le sucedió a José Martins, quien estaba de viaje en Guatemala cuando decidió acampar en una montaña cercana al Volcán de Fuego, el más activo de Centroamérica ubicado a 50 kilómetros de la capital, para visitarlo al día siguiente.
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El pasado 24 de enero de este año, José salió a meditar temprano por la mañana cuando el volcán entró en erupción. El hombre había instalado una cámara para grabar el escenario mientras meditaba, pero fue sorprendido cuando una columna de humo fue lanzada al fondo.
De acuerdo con el sitio especializado en el tema, Volcano Discovery, el Volcán de Fuego ha estado en "actividad casi constante, al menos durante los últimos siglos", con frecuentes erupciones históricas registradas desde el año 1524. Las erupciones han provocado importantes caídas de ceniza, junto con fluidos piroclásticos (mezcla de gases volcánicos y fragmentos sólidos de material volcánico) y flujos de lava ocasionales.
CAR