La mayoría de las mariposas Monarca deberían de estar en Texas por estos días, en su camino a México para pasar el invierno. Sin embargo, Darlene Burgess sigue viéndolas en su casa. Y ella vive en Canadá.
"Si bien es lindo verlas, realmente quisiera no hacerlo porque les queda poco tiempo", dijo Burgess, quien cuenta mariposas monarcas todas las noches en el Parque Nacional Point Pelee en Canadá. "Realmente no es bueno para ellas".
No sólo se trata de Canadá. También se han visto nubes de mariposas en otras partes, como cerca de Cape May, en Nueva Jersey, a niveles que son más normales a finales de septiembre y principios de octubre.
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Los científicos dicen que decenas de miles de estas mariposas probablemente se han quedado más al norte de donde normalmente estarían para estos días del año debido al clima inusualmente cálido y los fuertes vientos que han evitado que migren hacia el sur, dijo la bióloga Elizabeth Howard, directora de Journey North, una organización no lucrativa que sigue el rastro de las mariposas monarca.
Muchas de estas mariposas no estarían vivas si no fuera por ese calor. Se cree que fueron como una generación extra, que pudieron desarrollarse y salir de sus capullos a fines de la temporada porque ha habido un calor inusual.
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Las mariposas Monarca generalmente llegan a México alrededor del 1 de noviembre. Las mariposas "retrasadas" en Ontario y otras partes son "definitivamente un nuevo territorio para nosotros", dijo Chip Taylor, profesor de biología de la Universidad de Kansas y director de Monarch Watch.
Algunas nacieron tarde, otras no migraron al sur porque hacía calor, y unas no migraron al sur porque los vientos continuaron en el sur durante semanas y no pudieron volar contra corriente.
Ahora podrían estar varadas debido a que las temperaturas están comenzando a bajar. Howard dijo que sus músculos no trabajan cuando las temperaturas llegan cerca de los 10 grados Celsius. Y si no se congelan, probablemente mueran de hambre porque terminó la temporada de gran parte de las plantas que necesitan para alimentarse y poder realizar su larga travesía al sur, dijeron los biólogos.
"Lo que realmente importa es que ellas tienen que irse", dijo Howard.
Burgess contabilizó cientos de mariposas el domingo, vio a varias de ellas batallar con los fuertes vientos el jueves y caer a las aguas del lago Erie. Dijo que vio al menos a 50 de ellas el jueves.
"Es muy raro", dijo Lincoln Brower, profesor de biología de la Universidad de Sweet Briar, en Virginia, quien ha estudiado a las mariposas monarca desde 1954.
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Las mariposas atrapadas en el norte son una de las muchas señales del cambio climático que juega con el ritmo natural. Hay otros ejemplos, como el retraso en las primeras heladas de otoño y que la primavera se adelante, de acuerdo con Jake Weltzin, ecólogo del Servicio Geológico de Estados Unidos que dirige una red nacional que estudia cuándo plantas y animales florecen, cambian de color, migran e hibernan.
Karen Oberhauser, bióloga de la Universidad de Wisconsin, vio una mariposa Monarca el 20 de octubre en Madison y ve alguna esperanza para las mariposas, aunque no para el planeta. Si no fuera por el calor, algunas de esas mariposas hubieran muerto siendo orugas, apuntó Oberhauser y agregó que algunas lograrán llegar a México contra todos los pronósticos.
"No es una señal inquietante para las mariposas, pero no deja de ser ominosa", indicó la bióloga.
Las mariposas Monarca últimamente han tenido algunos años malos y hay una petición para declararlas una especie amenazada. Cada año luchan contra un suministro menor de alimentos —específicamente de algodoncillos que son lo único que comen cuando son orugas—, pérdida de hábitat, cambio climático y pesticidas, señaló Brower.
Las esperanzas de que este sea un gran año de recuperación se han reducido. Taylor no diría que este es un buen año, pero indicó que no es tan malo como otros, sobre todo tan terrible como la temporada de 2013-2014.
"No todo está perdido", dijo Taylor.
EH/REPL