Desde joven, Bridget Oyen tuvo un sueño claro: asistir a una escuela culinaria y convertirse en una chef profesional. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado debido a una enfermedad rara que transformó su relación con la comida y requirió una cirugía drástica para salvar su vida.
Bridget, originaria de California, comenzó a experimentar dolor severo al comer y vómitos frecuentes a la edad de 15 años. Estos síntomas hicieron que comer se convirtiera en una experiencia traumática. Bridget reveló para DailyMail:
"Sentí como si estuviera tragando un cristal. Me encanta la comida. He estado cocinando y horneando desde que era pequeña. Pero la comida no me quiere".
- Te recomendamos La Casa de los Famosos EN VIVO: DOMINGO ELIMINACIÓN 1 de septiembre Televisión
Señala que nunca investigaron su enfermedad a fondo
A lo largo de los años, la dificultad para comer y el dolor intenso se convirtieron en una constante en su vida. A pesar de sus esfuerzos por obtener un diagnóstico, los médicos inicialmente no supieron cómo tratar su problema y le aconsejaron perder peso, sin investigar más a fondo. Bridget explica:
"Me dijeron 'simplemente pierde un poco de peso y estarás mejor'". [Los médicos] nunca estuvieron interesados en investigar nada más a fondo".
Finalmente, después de casi una década de búsqueda, Bridget recibió el diagnóstico de acalasia, una enfermedad rara que impide que el esófago funcione correctamente.
La acalasia es una condición en la que los músculos del esófago no se contraen adecuadamente, dificultando el paso de alimentos al estómago.
Los síntomas incluyen dificultad para tragar, dolor en el pecho, eructos excesivos y pérdida de peso. Bridget subraya: “Pensé que el dolor era una especie de acidez estomacal, pero lo que sentía no era fuego; era como si me estuvieran apuñalando”.
El diagnóstico y la decisión crítica de extirpar su esófago
A medida que los síntomas empeoraron y el daño a su esófago se volvió irreversible, Bridget tuvo que tomar una decisión drástica.
Aunque los procedimientos menos invasivos, como la miotomía de Heller, le proporcionaron alivio temporal, el daño prolongado llevó a la necesidad de una esofagectomía, una cirugía para extirpar el esófago y reconstruirlo con parte del estómago.
La cirugía, que duró nueve horas, fue extremadamente dolorosa y complicada. Bridget describe el procedimiento: “Básicamente, mi estómago ahora actuó como un gran tobogán”.
La recuperación fue un proceso desafiante, y Bridget experimentó complicaciones como taquicardia sinusal inapropiada y acumulación de líquido en los pulmones.
La recuperación de la cirugía fue increíblemente dolorosa para Bridget. Ella compara el dolor postoperatorio con sentirse atropellada por un camión:
“El dolor era el peor que he sentido jamás. En todas partes. Sentía todo mi torso como si me hubiera atropellado un camión… Me sentía maltrecha y con moretones”.
Debido a la nueva función dual de su estómago, Bridget debe controlar estrictamente su ingesta de alimentos. Solo puede comer pequeñas cantidades a la vez, y cada comida puede llevarle hasta dos horas para completarla.
“Es difícil ingerir tantas calorías como mi cuerpo necesita cuando como en cantidades tan pequeñas”, dice Bridget, reconociendo que su capacidad para mantener el peso sigue siendo un desafío.
Además de enfrentar los desafíos físicos, Bridget también ha lidiado con el impacto mental de su enfermedad. Ha desarrollado un trastorno de estrés postraumático y reconoce que el apoyo de sus amigos y familiares ha sido fundamental para su recuperación.
Bridget comenta: “Tengo la suerte de tener un gran grupo de amigos. Mi grupo de amigos pasó de ser un par de personas cercanas a una pequeña comunidad de personas con enfermedades crónicas”.
Se apoya en la comunidad de TikTok
La comunidad en línea también ha sido un recurso valioso para Bridget. Ella agrega: “La comunidad de personas con enfermedades crónicas y discapacidades está prosperando en TikTok. Es hermoso”. Este apoyo ha sido esencial para enfrentar las dificultades y adaptarse a su nueva realidad.
El viaje de Bridget Oyen es un testimonio de resiliencia y esperanza. A pesar de las severas dificultades y complicaciones, Bridget sigue adelante, aprendiendo a vivir con los efectos persistentes de su cirugía y buscando apoyo en su red de amigos, familiares y comunidades en línea.