Madeleine Dippnall, una joven madre de 29 años, quedó perpleja al descubrir la verdadera razón detrás de sus ataques de pánico "histéricos" después de seis años de lucha.
Inicialmente, los médicos le habían diagnosticado depresión y trastorno de estrés postraumático, que ella atribuyó al final de una relación traumática.
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Madeline fue diagnosticada con epilepsia
Sin embargo, todo cambió cuando sufrió una convulsión inesperada el año pasado, donde finalmente y tras 6 años de estudio, fue diagnosticada con epilepsia.
"Tuve una convulsión nocturna , un tónico clónico la noche siguiente me desperté en el suelo del baño... Le dije a Chris, mi marido, oh Dios mío, creo que he tenido un ataque... Fui al médico de cabecera y me remitió urgentemente. Me diagnosticaron epilepsia del lóbulo temporal", reveló.
Desde entonces, Madeleine ha estado tomando el medicamento lamotrigina, y sorprendentemente, su depresión "literalmente desapareció". Al respecto, compartió: "Me sentí aliviada, ahora sé lo que está pasando".
Según Epilepsy Action, alrededor de 630.000 británicos viven con epilepsia, una condición neurológica que puede provocar convulsiones de diversas severidades.
Para Madeleine, su lucha comenzó mucho antes de su diagnóstico. A la edad de 22 años, mientras vivía en una zona próspera de Londres, experimentó una relación traumática que la dejó sufriendo constantes ataques de pánico, a menudo incapacitantes.
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Confundieron su epilepsia con problemas de salud mental
A pesar de buscar ayuda y ser diagnosticada con una variedad de problemas de salud mental, incluida la anorexia, su sufrimiento continuó sin alivio real.
Fue solo después de una convulsión nocturna y el posterior diagnóstico de epilepsia que Madeleine pudo comprender la verdadera naturaleza de sus problemas de salud.
"Si esto no se tratara, realmente podría haber tenido problemas. Mi padre tuvo un instinto todo el tiempo. Dijo: 'Esos no son ataques de pánico normales lo que estás teniendo'", agregó.
Desde entonces, ha experimentado una transformación notable en su vida, disfrutando nuevamente de su familia y su trabajo como diseñadora gráfica.
"Me sentí aliviado. Estaba enojado con todas esas personas autoritarias que me decían que tenía problemas mentales".
Aunque el diagnóstico ha traído consigo limitaciones, como la prohibición de conducir, Madeleine ha encontrado fuerza en la adversidad, construyendo un nuevo negocio desde su hogar y disfrutando de una vida más plena gracias al tratamiento adecuado.
"Desde que tomé la medicación para la epilepsia no he tenido ni un solo episodio y mi depresión literalmente ha desaparecido", agregó.
Su historia destaca la importancia de la comprensión profunda de las condiciones médicas y la búsqueda de soluciones adecuadas para aquellos que luchan en silencio contra enfermedades desconocidas.