El famoso Popeye Ruso, Kirill Tereshin, fisicoculturista reconocido por haberse inyectado aceite en los brazos para ensancharlos y de que esto le provocara fuertes problemas de salud, de nueva cuenta tendrá que someterse a una cirugía para evitar que se los amputen.
La noticia sobre Popeye comenzó a resonar fuerte desde 2019, cuando el joven pedía ayuda para poder quitarse los litros de aceite alojados en sus bíceps, luego de que según medios internacionales, éste se inyectara dosis de Synthol, sustancia que contiene 85% de aceite, 7,5% de lidocaína y 7,5% del alcohol. Ocasionando que sus extremidades superiores quedaran deformadas.
Sin embargo, aunque las intervenciones quirúrgicas se planeaban llevar a cabo satisfactoriamente. Todo cambió cuando llegó la pandemia por coronavirus, covid-19. De acuerdo con el medio The Sun, la próxima cirugía de Tereshin tendrá que esperar un poco más.
Popeye ya tuvo su primera intervención en su brazo derecho en donde se le removió el compuesto. Sin embargo, ante este hecho, los médicos creen que esta nueva cirugía -en su otro brazo- no será fácil, pues hay más sustancia.
Al respecto, Popeye se pronunció de nueva cuenta por su caso y admitió estar arrepentido:
“Solo tengo 24 años y mi sistema inmunológico está lidiando con esta inflamación, pero realmente no sé qué pasará después. Por eso comencé las cirugías para deshacerme de esta pesadilla”, indicó el joven al medio citado.
“Aumenté los brazos cuando tenía 20 años debido a mi propia estupidez. No pensé en las consecuencias”, agregó.
Por su parte Dmitry Melnikov, el cirujano a cargo de las operaciones, indicó que Tereshin corría el riesgo hasta de incluso perder la vida:
“El compuesto satura los músculos, debajo de los tejidos de la piel y la piel misma. Todo eso tiene que ser eliminado, pero necesitamos mantener la vena, los nervios y otras funciones de la extremidad".
"Kirill inyectó unos tres litros en cada brazo. Saturó los tejidos musculares, bloqueó el flujo sanguíneo. Como resultado, el tejido muere y es reemplazado por una cicatriz que es tan dura como un árbol, incluso puedes golpearla y escuchar el sonido habitual. Hemos eliminado todo esto”, señaló el especialista.
grb