No hay verano sin su reto viral desde aquel vestido que trajo de cabeza a medio mundo en 2015. Esta vez, un reto similar llegó en forma de tenis. ¿Verde y gris, o rosa y blanco? ¿De qué color es este tenis?
Primero, hay que decir que el reto visual es lo que se conoce como un zombi. La historia se remonta, en realidad, a octubre de 2017, cuando una joven británica envió una foto de sus flamantes tenis rosas y blancos (sí, rosas y blancos) a su madre y ésta le respondió: "te queda muchísimo ese azul". De ahí a un grupo de Facebook y el resto ya nos lo sabemos todos. Pues bien, el tenis revivió año y medio después y la pregunta vuelve a quemar nuestro WhastApp.
La pregunta y una posible respuesta, también. Porque la imagen va acompañada de una explicación a por qué algunos vemos el tenis de tonos verde y gris y otros rosa y blanca. "Si el cerebro derecho es dominante entonces ves rosado y blanco; Si el cerebro izquierdo es dominante entonces ves verde y gris", dice el mensaje, y a modo de carta astral sui generis, nos propone un menú de personalidad acorde con nuestra percepción del color.
Mientras tanto, en las redes sociales, algunos apelaron entonces (y vuelven a la carga ahora) a frenar el resurgir del eterno debate y contraponen dos fotos, una de ellas con un balance de blancos diferente. Porque efectivamente, y aunque la mayoría no lo veamos así, los tenis son rosas.
Y como el debate no es nuevo, la explicación tampoco lo es, así que acudimos a la ciencia. En pleno furor inicial por el efecto óptico, el New York Times publicó un artículo titulado La ciencia tras el vestido, en el que recogía no ya uno, sino tres estudios que aprovechaban el tirón del reto viral para divulgar sus investigaciones sobre percepción visual.
Michael Webster, un psicólogo de la Universidad de Nevada, en EU, determinó entonces que, mientras el hombre está bien programado para distinguir un papel blanco, ya sea iluminado con luz blanca o con luz roja, nos genera bastantes problemas distinguir el azul en función de la iluminación.
En un segundo estudio, Karl Gegenfurtner, psicólogo de la Universidad de Giessen, en Alemania, propuso a un grupo de voluntarios a elegir el tono exacto en el que veían el vestido en distintos momentos del día, y llegó a la conclusión de que no todos percibimos igual la luz natural, y eso afecta a nuestra percepción de los azules y amarillos.
Bevil Conway, neurocientífico del Wellesley College, en EU, fue incluso más allá y aumentó la muestra de su encuesta a más de mil 400 personas, a las que preguntó de qué color veían el vestido, entre los que se encontraban 300 que lo miraban por primera vez.
Sorprendentemente, las personas mayores tendían a ver blanco y oro, mientras que los jóvenes veían azul y negro. Para el neurocientífico, la clave estaba en la mala calidad de la imagen y en la falta de contexto: el cerebro no tiene suficiente información y rellena los blancos según su propio modelo interno.
RV/RL