A veces, podemos meternos en lugares que no pensábamos por accidente, y ni siquiera darnos cuenta de lo que estamos haciendo. Este es el caso de Fathyma Lex, una chica que se metió en una casa pensando que era un pequeño cibercafé pero le terminaron ofreciendo refresco y hasta pozole para comer. Su historia se volvió viral en TikTok.
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A través precisamente de su cuenta en la plataforma china, contó la curiosa historia en la que se envolvió para volverse viral. Todo comenzó un día que necesitaba imprimir algunos documentos para postularse para una beca; al no tener impresora, salió de su casa en la busca de un cibercafé donde pudiera sacar sus documentos.
Relató que recorrió varias calles en busca de un cibercafé y estaban cerrados o "no tenían impresiones", lo cual le parecía extraño, ya que es una de las principales demandas de un lugar como ese. Perseveró hasta encontrar un establecimiento más, y finalmente lo logró, o por lo menos eso pensó.
"Seguí caminando y caminando hasta encontrar un ciber. Y eso pasó, encontré uno que la verdad sí se me hizo muy peculiar porque nada más tenía dos computadoras, pero dije 'este no es el momento de estar de juzgona' y me metí", relató en su video de casi tres minutos.
Cuenta que ingresó al lugar, saludó a un señor que estaba ahí y se sentó en una computadora: la prendió y le pidió un mouse al hombre, quien se lo dio y la dejó trabajar ahí sin interrumpirla.
Tras ello, llegaron unos niños y comenzaron a sacar trastes. Uno de los pequeños se acercó a ofrecerle un vaso con refresco y ella la aceptó y bebió, pensando que era amabilidad de los dueños, pero comenzaría a sospechar después de que le ofrecieran un plato de pozole, ya que la familia de la casa iba a comer.
Pese a lo anómalo del lugar para ser un ciber, ella continuaba en lo suyo, y cuando logró sacar sus papeles, los imprimió y preguntó cuánto dinero debía por los servicios... en ese momento, llegó la sorpresa para ella, pues el señor le dijo que no se trataba de un cibercafé, pero la vio tan concentrada que no quiso interrumpirla con mayores detalles.
"Yo empecé a sentir la cara pero si bien caliente, le dije 'pero cómo que no es ciber, señor, ¿por qué no me dijo?' y dice 'no, muchacha, es que yo te vi muy concentrada y la verdad es que no te quise interrumpir'", contó. "A mí se me caía la cara de vergüenza".
Tras esto, decidió dejarle 20 pesos al señor, se fue con mucha vergüenza del lugar por lo que había pasado... pero posteriormente, le regalaron una impresora con la beca, así que parece que todo se alineó para salir bien.
caov