¿Alguna vez te has preguntado cómo es que se puede saber qué situaciones pasaron en alguna parte del mundo en el pasado? Si bien, esta información la podemos obtener de fuentes históricas, hay una rama de la ciencia que ayuda a conocer el contexto ambiental de un espacio, esto con ayuda de los árboles, llamada dendrocronología.
Vicenta Constante García, maestra en Ciencias Forestales por la Universidad Autónoma de Nuevo León e investigadora por parte del Instituto Nacional para Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), explica que esta ciencia es la que se encarga de estudiar de los años de los árboles como parte de investigaciones sobre contextos ambientales que los rodearon.
Señala que, si se ha tenido la oportunidad de ver el tronco de un árbol, se podrán observar los anillos que se forman en el interior del mismo, y cada uno de éstos son los años de vida que tiene el arbusto. “Su anchura nos dice cuánto llovió, es decir: entre más grande esté el aro es que llovió más, y entre más chico es que hubo menos precipitaciones. Si tu logras saber cuándo se formó cada uno, sabes cuánto llovió y en qué año”, indica.
Vicenta informa que este tipo de estudio se hace yendo a campo para analizar los organismos que dependen del agua, como es el caso de los árboles, en zonas donde la misma lluvia es la que mantiene la vida de los mismos. Para obtener una muestra sin dañar al ser vivo, introducen una barra hueca por el tallo, obteniendo un pequeño cilindro para poner en una moldura. Posteriormente, se lija para poder ver de mejor manera los anillos y se va definiendo el año exacto.
“¿Cómo lo hacemos? Inmediatamente después de la corteza, se genera el primer anillo, que es el primer año de vida del árbol, y el último anillo por ejemplo, si fuéramos en estos momentos al campo a extraer muestra, sería el 2023”.
Indica que con esta información proporcionada por la planta, no solo se sabe la cantidad de lluvia que hubo por año, sino que también se puede saber qué fue lo que les pasó en algún momento, como un incendio, pues se quedan las lesiones, y dependiendo del aro dañado fue el tiempo en el que pasó, dando así un conocimiento de eventos ecológicos por cuestiones climáticas.
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Considera este estudio es de suma importancia para ayudar a la humanidad, de modo que se puede reconstruir el clima del pasado, ver lo que pasó y así analizar tendencias a futuro a través de modelos, además de prevenciones ambientales para saber cuándo se puede aprovechar una especie.
Concluye dando un mensaje a mujeres y niñas que piensan en dedicarse a las ciencias a que no tengan miedo, pues ella también lo sintió cuando era joven, pero al no dejar que ese sentimiento la dominara, pudo conocer sobre la vida de los árboles y con ello muchas satisfacciones profesionales y personales, por lo que las invita a enfrentar ese miedo y crecer.