Despertar la imaginación en los pequeños, así como fomentar el gusto por la lectura y la escritura, son algunos de los propósitos de relatar cuentos bajo la técnica de Kamishibai, que en japonés significa teatro en papel.
Karla Nayeli Sánchez Ríos, encargada de la biblioteca Manuel José Othón ubicada en el Museo del Ferrocarril, y quien cuenta con poco más de cinco años de compartir con los niños su gusto por la lectura a través de los cuentos dice que, "de esta forma he logrado atraer a los pequeños para que se interesen por la lectura, además realizamos talleres y actividades con el deseo de fomentar la escritura".
Con temas para diferentes edades desde preescolar hasta chicos de secundaria y adultos, Karla a quien le gusta el dibujo y la pintura decidió conocer sobre el estilo Kamishibai, el cual involucra estas técnicas artísticas.
"Es una forma fácil de acercar a los niños con algo distinto, también se manejan otras técnicas de cuenta cuentos, pero esta resulta ser muy atractiva para ellos. Aquí, son cuentos con ilustraciones pero se utiliza lo que es un ´butai´ el cual es como un teatrito, o una maletita que se abre por el cual se van pasando las ilustraciones, mientras se lee el texto".
Karla menciona que también se usa las ´hyoshigi´ que son unas maderitas que se usan para hacer ruidos, por ejemplo, el cerrar una puerta. "A finales de los años 20, esto lo usaban los vendedores de dulces en bicicleta para atraer a los niños, las golpeaban al mismo tiempo que gritaban Kamishiba!, Kamishiba! para buscar que se acercaran a escuchar los cuentos y así poder venderles dulces".
Afirma que se llega a tener una gran interacción con los chicos y no tan chicos, ya que se tienen cuentos para todas las edades, "tenemos historias para niños de preescolar a quienes se les habla de los sentimientos, para más grandecitos de primaria, secundaria y hasta adultos en el cual se habla de la muerte".
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Con el Kamishibai, además de conocer diferentes cuentos a través de las ilustraciones que son hechos por Karla Sánchez, se fomenta en ellos que además de ser oyentes, se conviertan en creadores y diseñen sus propias historias.
"De los libros que tenemos en biblioteca seleccionamos algunos y decido cuántas láminas se pueden hacer, posteriormente trabajo en ellas para entregar a todos un cuento que les llegue a encantar".
La hora del cuento son los sábados cada 15 días, a las 11 de la mañana en el Museo del Ferrocarril, no tiene costo. Algunas de las historias que podrán escuchar son: El monstruo de colores, Fonchito y la luna, El sapo enamorado, La familia de la cerda y El pato y la muerte, entre otros.