En ocasiones, los pequeños no conocen completamente sobre los sentimientos, tanto placenteros como displacenteros que llegan a experimentar a lo largo del día. Uno de los sentimientos que es relevante enseñar a los menores a canalizar es la ira, pues esta repercute en la vida del infante de manera negativa, por lo que los padres deben buscar manera de ayudarlos a dirigirla.
Anarely López Padilla, psicoterapeuta infanto-juvenil, la define como una emoción primaria, mejor conocida como enojo, la cual surge ante una injusticia o cuando las cosas no van como esperábamos, la cual puede generar acciones desagradable o causar malestar en donde se actúa por impulso y quita la tranquilidad.
Considera esencial que desde temprana edad se aprenda la emoción como autoconocimiento, siempre teniendo en cuenta que las emociones no son buenas o malas, de ese modo no tendrá una conducta indeseada. “Es importante enseñarle estrategias para que logre descubrir que existen formas de controlar la emoción de forma adecuada, enseñándole a sentir, validar, expresar su enojo logrando así la autorregulación y regresando a este estado de tranquilidad”, declara.
Las consecuencias de no aprender a canalizar esta emoción es que, el cerebro al funcionar en modo de supervivencia, actuará de forma impulsiva porque no va a pensar con claridad y no será capaz de identificar el comportamiento, que se puede presentar de forma física o emocional.
También otra forma que afecta directamente a la persona que no aprende a conducir la ira es que debido a su conducta puede ser excluido o etiquetado por sus compañeros, pudiendo aumentar el nivel de enojo o problemas como bullying, ansiedad o depresión.
López Padilla indica que hay varias formas de ayudar a los menores a canalizar el enojo, mencionando que la principal es hablarles de la emoción, de modo que la conozca para percibir la manera en la que se siente y expresa, para posteriormente brindarle una estrategia para autorregularse.
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La segunda más importante informa que es la respiración. Una vez dominado estos dos aspectos es que se le pueden dar al pequeño algunas herramientas como:
- Papá, mamá o ambos ponerse a su nivel, hacer contacto visual y contacto físico.
- Preparar un “kit del enojo”, que consiste en cosas donde pueda expresar la agresividad como un tambor, plastilina, mordedera o empujar la pared, con la finalidad de que pueda sacar su enojo no hacerse daño.
- Hacer instrospección para saber qué detona el enojo.
- Que el menor se sienta con el permiso de llorar.
- Dibujar o hacer garabatos.
- Abrazar una almohada o gritar en ella.
- Romper una hoja.
- Generar empatía a través de la reflexión de las consecuencias de su comportamiento.
- Escribir.
- Movimiento corporal: bailar, caminar o saltar.
“Lo más importante es que, tú adulto, guardes la calma para que puedas ayudar a tu infante a autorregularse y acompañarlo. Valida la emoción, porque durante el enojo él necesita tu ayuda, no tu ira”, concluye.