Conocer y canalizar la ira para la mejoría de las infancias

Es muy importante que desde temprana edad se aprenda la emoción como autoconocimiento, siempre teniendo en cuenta que las emociones no son buenas o malas.

Controlar esta emoción es muy importante para no causar daño, ni a ellos mismos, ni a los demás. (freepik.es)
Karla Rodríguez
Gómez Palacio, Durango /

En ocasiones, los pequeños no conocen completamente sobre los sentimientos, tanto placenteros como displacenteros que llegan a experimentar a lo largo del día. Uno de los sentimientos que es relevante enseñar a los menores a canalizar es la ira, pues esta repercute en la vida del infante de manera negativa, por lo que los padres deben buscar manera de ayudarlos a dirigirla.

Anarely López Padilla, psicoterapeuta infanto-juvenil, la define como una emoción primaria, mejor conocida como enojo, la cual surge ante una injusticia o cuando las cosas no van como esperábamos, la cual puede generar acciones desagradable o causar malestar en donde se actúa por impulso y quita la tranquilidad.

Considera esencial que desde temprana edad se aprenda la emoción como autoconocimiento, siempre teniendo en cuenta que las emociones no son buenas o malas, de ese modo no tendrá una conducta indeseada. “Es importante enseñarle estrategias para que logre descubrir que existen formas de controlar la emoción de forma adecuada, enseñándole a sentir, validar, expresar su enojo logrando así la autorregulación y regresando a este estado de tranquilidad”, declara.

Anarely López Padilla, psicoterapeuta infanto-juvenil. (cortesía)

Las consecuencias de no aprender a canalizar esta emoción es que, el cerebro al funcionar en modo de supervivencia, actuará de forma impulsiva porque no va a pensar con claridad y no será capaz de identificar el comportamiento, que se puede presentar de forma física o emocional.

También otra forma que afecta directamente a la persona que no aprende a conducir la ira es que debido a su conducta puede ser excluido o etiquetado por sus compañeros, pudiendo aumentar el nivel de enojo o problemas como bullying, ansiedad o depresión.

López Padilla indica que hay varias formas de ayudar a los menores a canalizar el enojo, mencionando que la principal es hablarles de la emoción, de modo que la conozca para percibir la manera en la que se siente y expresa, para posteriormente brindarle una estrategia para autorregularse.

La segunda más importante informa que es la respiración. Una vez dominado estos dos aspectos es que se le pueden dar al pequeño algunas herramientas como:

  • Papá, mamá o ambos ponerse a su nivel, hacer contacto visual y contacto físico.
  • Preparar un “kit del enojo”, que consiste en cosas donde pueda expresar la agresividad como un tambor, plastilina, mordedera o empujar la pared, con la finalidad de que pueda sacar su enojo no hacerse daño.
  • Hacer instrospección para saber qué detona el enojo.
  • Que el menor se sienta con el permiso de llorar.
  • Dibujar o hacer garabatos.
  • Abrazar una almohada o gritar en ella.
  • Romper una hoja.
  • Generar empatía a través de la reflexión de las consecuencias de su comportamiento.
  • Escribir.
  • Movimiento corporal: bailar, caminar o saltar.

“Lo más importante es que, tú adulto, guardes la calma para que puedas ayudar a tu infante a autorregularse y acompañarlo. Valida la emoción, porque durante el enojo él necesita tu ayuda, no tu ira”, concluye.

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