Cuando un joven se encuentra en la universidad, la motivación es esencial para obtener los mejores resultados, no solo en calificaciones, sino también en su trabajo personal y próximamente laboral. Una de las formas más sencillas de hacerlo es usando palabras de afirmación, las cuales dichas por amigos o familiares pueden ser un gran motor para los estudiantes.
Diana Elizabeth de la Fuente Parea , Psicóloga del programa de Asesoría Psicológica de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), Unidad Torreón, define la acción anteriormente mencionada como frases que edifican y potencializan las habilidades, aptitudes y virtudes de las demás personas.
El decirle y/o recordarle a un estudiante sus cualidades brinda de muchos beneficios. “hay que tener en cuenta que las edades rondan entre los 18 a los 25 años. A esa edad socialmente ya se les considera adultos, cuando no lo son. Las investigaciones en desarrollo humano han nombrado este rango de edad como recentramiento, siendo una etapa de preparación para la adultez”, declara.
Debido a esto, los jóvenes empiezan a vivir una serie de cambios que los puede hacer sentir insuficientes: cambio de etapa escolar, los padres de familia los sueltan, considerando que está preparados para ser independientes, las primeras relaciones formales, el primer trabajo, etcétera, lo que puede generar trastornos de ansiedad generalizada, baja autoestima, entre otros problemas.
“Las palabras de afirmación son una medida de protección para prevenir trastornos así como para blindar la salud mental y alentarles el ser suficiente para seguir construyendo un futuro”, menciona. Por ello es recomendable usar las palabras de afirmación seguido. Algunas como “tú puedes”, “eres muy bueno en esto”, “te apoyamos”, son excelentes en estos momentos.
Esta expresión de amor se va alimentando cuando se valida el sentir de la persona, ya sea de estrés, ansiedad y otra emoción. En el caso de los maestros, sugiere que pueden ayudar si al inicio de la clase se les pone una actividad donde identifiquen sus habilidades.
“Si son expresivos y les gusta platicar, en vez de satanizarlo, solicitar que expongan o lean en clase, si un alumno no le gusta hablar enfatizar su habilidad de escritura y pedirle trabajos escritos. Los estudiantes universitarios son nuestros profesionistas del futuro, una educación con valores y respeto hará que ellos y ellas desempeñen un trabajo similar”, concluye.