Enseñar a los niños con amor: crianza respetuosa

Este tipo de crianza comprende que los niños también son seres humanos que por el hecho de existir merecen respeto y dignidad. Con la crianza respetuosa se busca poner límites sin transgredir su integridad física, mental y emocional.

La crianza respetuosa enseña a los menores que sus emociones son válidas y orienta a gestionarlas sanamente. (freepik.es)
Karla Rodríguez
Torreón, Coahuila /

“La violencia genera más violencia”. Este dicho se escucha mucho cuando hay discusiones y agresiones dentro de distintos rubros sociales y, si bien es real, pareciese que no aplica cuando se refiere a las infancias. Según la fundación Save the Children en México, siete de cada 10 niños son víctimas de algún tipo de violencia en el país y esta repercutirá en su adolescencia y adultez, ya sea haciéndolos propensos al abuso de sustancias o generando a un adulto violento.

Sin embargo, nuevos modelos de crianza han ido surgiendo, los cuales ven por los menores y su salud física, mental y emocional. Rosa Elena Meza Jaramillo, psicoterapeuta individual, familiar y de pareja con certificación en disciplina positiva menciona que la crianza respetuosa comprende el educar a los niños, acompañándolos en su desarrollo integral, pero respetando su integridad y cuidado su desarrollo socioemocional.

“Todos nosotros fuimos criados con el método tradicional: con regímenes, castigos, algunos con golpes. Y nos hemos dado cuenta que nosotros como adultos tenemos poco conocimiento sobre nuestras propias emociones o el manejo de nuestras emociones”, declara Rosa Elena, siendo esto lo que ha generado que se le dé a la crianza respetuosa una importancia mayor.

“La crianza respetuosa nace justo de la necesidad de voltear a ver que necesitamos promover una mejor salud mental para todos”. Este tipo de educación ayuda a que los menores puedan tener un mejor conocimiento de sus emociones para así tener una mejor gestión de las mismas.

Para iniciar con este tipo de crianza, Meza Jaramillo comenta que es necesario que los padres de familia comiencen a cuestionarse sobre el tipo de padre que buscan ser, para así poder desaprender y aprender los estilos tan interiorizados de crianza, ya que los recursos de crianza son aquellos con los que creciese el padre en cuestión.

Rosa Elena Meza Jaramillo, psicoterapeuta individual, familiar y de pareja con certificación en disciplina positiva . (cortesía)

“Pero cuando nosotros mismos nos empezamos a cuestionar: ¿de qué tanto me sirvió que mis papás me pegaran? ¿Qué tanto cambiaron mi conducta? ¿Y la cambiaron porque la entendía, o la cambiaron porque mi mamá me daba miedo persiguiéndome? ¿Qué tanto un castigo me sirvió? A lo mejor no funcionó exactamente para eso”, considera entonces necesario hacerse esas preguntas y empezar un modelo diferente para criar y respetar la integridad de los niños.

Cívicamente, los niños son sujetos de derecho. De derecho al respeto, a la integridad, derecho a tener su propia vida, a la no violencia. Entonces, lo que nosotros tenemos normalizado como un coscorrón, una nalgada, la realidad es que es un golpe y es una violencia”. Al normalizar estas conductas, Rosa Elena aclara que no se comprende que se violenta un cuerpo que no es propio.

Considera necesario recalcar que criar desde una disciplina positiva no es un trabajo sencillo, ya que requiere de mucha introspección y conciencia por parte de los padres de familia para poder controlar los impulsos violentos que pueden surgir al momento de criar. 

Es un camino que cuestiona la canalización, gestión y aprendizaje de las emociones para acompañar respetuosamente el desarrollo socioemocional y el aprendizaje de los menores, sin embargo, es posible y siempre se puede contar con un acompañamiento para que este camino sea más llevadero.

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