Tiene poco de regreso a las actividades, pero esto no significa que los alumnos no puedan sentir la presión de las entregas de tareas, trabajos y proyectos. Es muy importante que, tanto padres de familia como maestros, ayuden a los alumnos que tengan indicios de pasar por un estrés generado por la escuela.
Paola Margarita Enríquez Zapata, psicóloga con maestría en Terapia Psicoanalítica, señala que el estrés es definido como una sobrecarga del cuerpo al encontrarse con diversos estímulos que presionan al individuo y es un impulso que ayuda a que se lleven a cabo cada tarea para liberarse de ese peso que representa.
Sin embargo, esta reacción se vuelve anormal cuando esta sensación es frecuente y no se sabe manejar, especialmente en los niños pequeños, pues ellos en muchas ocasiones reflejan la gestión emocional de los padres, dando como resultado que se encuentren en un estado simultáneo al de los progenitores.
Comenta que el estrés escolar se puede identificar con señales como la irritabilidad al momento de pedirles hacer un trabajo u orden por la tensión corporal. Se tienen cambios de conducta, se altera el ciclo de sueño al igual que la alimentación, ya sea que se coma más o se reduzca la ingesta.
Entre los síntomas físicos se encuentra el dolor de cabeza, de estómago, dificultades para respirar y, en muchas ocasiones, se empiezan a ver un desarrollo de ataques de ansiedad. “Como no estamos acostumbrados a pensar eso en los niños, son síntomas que ya de adultos, al analizar su vida, se dan cuenta de que son señales que siempre estuvieron ahí”, declara.
Entre las recomendaciones que Enríquez Zapata ofrece para padres y maestros es que sean pacientes, lo cual señala que no es algo fácil para los adultos, pues la gestión e inteligencia emocional es un tema reciente. También es importante que haya tiempo para que puedan descansar, despejarse y divertirse para ayudarlos a controlar el estrés.
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Concluye con que es importante que se observen bien a los niños, ya que en ocasiones se tiene a su alrededor a adultos exigentes, con poca tolerancia a la frustración y que en sí mismos tienen problemas que les generan ansiedad, así que la atención a un menor ayudará a que su entorno también vaya tomando mejores herramientas emocionales para reducir los niveles de estrés.