Sentirse libre y como si volara por los cielos, es lo que vive diariamente Emilio Eguía Katsicas, quien desde los cinco años conoció y se enamoró de la gimnasia. Hoy a sus 11 años no deja de apasionarse y entregar al máximo para dar lo mejor de sí en cada rutina.
Desde sus inicios la Academia Mayran ha sido su hogar por las tardes, ahí entrena de lunes a viernes de 4 a 7 de la tarde, espacio donde dice, disfruta mucho y no pierde oportunidad para aprender más y esforzarse para dar lo mejor de sí.
Actualmente Emilio cursa el sexto año de primaria y aunque ha participado en varias competencias en diferentes partes de México, se prepara para el nacional de gimnasia que será el 11 de mayo en San Luis Potosí, "este es una de las más importantes, voy a competir a un nacional contra 33 personas de diferentes estados".
Emilio es un niño soñador e inquieto, sin embargo, cuando está en la gimnasia la disciplina sobresale en él y busca tener mucha concentración para realizar sus ejercicios de la mejor manera, "es algo que desde muy pequeño lo ha distinguido", dice su mamá María Guadalupe Katsicas Alvarado.
Recalca que, al llegar a sus clases se convierte en un chico muy disciplinado, se concentra totalmente para hacer las rutinas lo más perfectas posibles. "Para todos en la familia es un orgullo que esté realizando la actividad que le gusta, ya que a su corta edad se le nota su pasión y entusiasmo, estamos muy agradecidos con Dios porque desde que pequeño descubrió ese don que tiene, él se dio cuenta de su habilidad luego de intentar y lograr hacer un split o pararse de manos".
Recuerda que él estaba en clases de tae kwon do a los cuatro años, y ahí estaban unas niñas que también iban a gimnasia y Emilio veía como ellas daban ruedas de carro y otros movimientos, "ahí empezó a observarlas y comenzó a imitarlos en casa, fue entonces que su abuelita lo vio durante unas vacaciones y nos sugirió que le buscáramos unas clases para que le enseñaran como caer y no fuera a lastimarse".
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Y fue así que encontraron la Academia Mayran, desde entonces de la mano de su entrenador Mauricio ha ido avanzando y creciendo en este deporte que le encanta y del que quiere continuar aprendiendo.
"A Emilio le gusta mucho ir a sus clases, es su momento de libertad, de sentir que vuela. Yo veo los aparatos en los que trabajan y de verdad que a mí me dan miedo, porque veo como está en las alturas, cómo brinca y hace giros, es un derroche de adrenalina, sin embargo, para él es de disfrutar cada momento".
Con el apoyo incondicional de sus padres y de toda la familia, Emilio cuenta con el acompañamiento y las porras para motivarlo para que continúe realizando lo que tanto le apasiona, "en la familia no hay gimnastas, así que es un don que Dios le dio y no queda más que apoyarlo en cada una de sus actividades y competencias, lo mismo con su hermano Román quien ha estado en diversas disciplinas, recientemente se destaca en basquetbol, pero ambos se entregan a lo que hacen", concluyó.