Es importante comprender que el bullying o acoso escolar es una forma de violencia (física, verbal, sexual, psicológica y cibernética, incluyendo la discriminación) entre pares de manera repetitiva y abusiva, con la intención de dañar a otro que no es capaz de defenderse por sí mismo.
Diana Zárate Pámanes, psicóloga en Educación Especial de la Secretaría de Educación del Estado de Durango Región Laguna, explica que normalmente los niños que son acosados se muestran renuentes a ir a la escuela, presentan trastornos del sueño o de la alimentación, problemas digestivos, cansancio, dolores de cabeza constantes, ansiedad, depresión, temor, aislamiento, retraimiento y sentimiento de soledad o inseguridad.
"Todo ello influye en la motivación, el interés y el rendimiento académico. En situaciones más graves pueden dañarse o dañar a otros, síndrome de estrés postraumático, e incluso puede llegar al suicidio. Si no es tratado con un especialista, los síntomas pueden persistir hasta la edad adulta".
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Explica que el acoso se presenta entre los 10 y 15 años. El acosado suele tener características distintas al grupo y son utilizadas por el agresor, tales como diferencias físicas (estatura, color de piel, peso), rendimiento académico, intereses o habilidades distintas y características socio-económicas, entre otras.
Zárate Pámanes, quien cuenta con maestría en psicología clínica y psicoterapia, manifiesta que es importante siempre mantener el canal de comunicación abierto. "Un ambiente de comunicación y respeto constante, pues los niños, niñas y adolescentes deben saber a quién recurrir en la escuela y en casa cuando algo está sucediendo; saber que será escuchado y no juzgado y que se actuará para buscar una solución, pues es mediante un trabajo coordinado, en equipo como se puede actuar no sólo para detener el acoso escolar, sino para prevenirlo".
Finalmente, reitera que es importante prevenir el acoso, explicándole a sus hijos que siempre pueden contar lo que sea, que confiarán en ellos, lo escucharán y no juzgarán, y lo apoyarán.
"Hay que indagar sobre su día, preguntarles cómo les fue en la escuela y mantener comunicación constante con la escuela y maestro. Pero si ya está sucediendo es recomendable buscar apoyo con un profesional de la salud mental y dar seguimiento en la escuela sobre la situación, siempre manteniendo la calma y una actitud receptiva y abierta al diálogo".