El Día del Maestro es una fecha especial para reconocer el trabajo de las y los docentes de buscar generar un mundo mejor a través de la educación, brindando espacios cada vez más inclusivos y aptos para todos los alumnos, como es en el caso de los maestros de apoyo, quienes son fundamentales en la creación de ambientes en las que los niños neurodivergentes o con alguna discapacidad cognitiva se sientan bienvenidos.
Dina Castillo Téllez, quien desde 1994 se dedica a la Educación Especial y actualmente es maestra de apoyo en el Preescolar 18 de Marzo en Gómez Palacio, Durango, cuenta que su acercamiento a este tipo de docencia fue meramente coincidencial, pues después del primer año de tronco común en la Escuela Normal de Torreón, al momento de decidir si Preescolar, Primaria o Educación Especial, le interesa ésta última por sus materias.
“Me acuerdo que me llamó la atención que en ella nos iban a dar materias como Neurología y más temas para entender la mente de un niño neurodivergente o con discapacidad cognitiva, lo que se me hizo interesante y a partir de esa curiosidad entré, pero cuando empecé a hacer las prácticas y trabajé con los niños, me apasionó ayudarlos a crecer académicamente”, declara.
Indica que en muchas ocasiones, este tipo de infancias son incomprendidas por sus compañeros, maestros y en ocasiones hasta por sus padres porque no son lo que esperaban, así que apoyarlos a leer, escribir, contar, entre otras habilidades es el impulso que la ha hecho seguir en este tipo de educación desde hace casi 30 años.
¿Cómo es ser un educador especial?
Considera que trabajar con niños que requieren una maestra de apoyo es emocionante, pero a la vez difícil. “Un niño con autismo o con alguna discapacidad nunca será igual a otro menor. Al momento de detectar alguna necesidad, tienes que buscar cómo ayudarlo y no se les va a tratar igual aunque pasen por la misma situación, pues nunca serán iguales, y eso es lo emocionante”.
Menciona que la parte difícil para ella es el hecho de no estar en un Centro de Educación Especial, como lo serían los Centros de Atención Múltiple (CAM), sino como maestra de apoyo en una escuela para niños que, en su mayoría, no cuentan con dificultades para llevar la clase, contando con algunas limitantes con respecto a los docentes regulares.
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“Los maestros llegan a tener cierto temor, y a veces algunos se rehúsan a incluir a los menores. Entonces ahí también empieza nuestro trabajo como maestros de Educación Especial de hacer conciencia con los docentes de trabajar con los niños, eso lo hace difícil.” No obstante, Castillo Téllez también indica que hay maestros que toman la responsabilidad y hacen equipo con ella y los padres de familia, en ese momento pueden lograr más.
La empatía con la familia de niños neurodivergentes o con discapacidad cognitiva, ser profesionales con la atención, responsables, ser resilientes con los padres y maestros, capacidad de adaptación para trabajar con todos los grupos y con la movilidad en las escuelas, además de explicar a las autoridades educativas estos procesos de trabajo con los niños.
Concluye mandando una felicitación a sus colegas de Educación Especial y felicita también a los padres que son maestros en la casa, quienes refuerzan el aprendizaje, están con ellos en las rehabilitaciones y ayudar a sus hijos a crecer en todos los aspectos.