El 8 de marzo es un día de conmemoración por el camino que las mujeres han trazado para la obtención de derechos, pero también es un día que sirve como reflexión sobre la violencia de género, una crisis de salud pública que va permeando la vida de los jóvenes.
Rosa Elena Meza Jaramillo, psicoterapeuta sistémica con perspectiva de género, comenta que este fenómeno se refiere a todo acto que va en contra de una mujer u hombre por el hecho de su género. A pesar de que actualmente se encuentra más visible por el uso de las redes sociales, considera que esta práctica ha existido desde siempre por las costumbres sociales.
“Nosotros hemos sido educados en una cultura patriarcal, la cual es extremadamente machista. Entonces, es parte de nuestra cultura el cómo hemos normalizado microviolencias y que ni siquiera percibimos porque ya lo tenemos integrado. Solo que, al día de hoy, cuando lo nombramos y lo socializamos es que le damos un nombre a lo vivido”, declara.
Para prevenir este tipo de violencia, la cual según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, 70.1% de las mujeres de 15 años y más han experimentado al menos un incidente de violencia a lo largo de su vida, Meza Jaramillo recomienda que primeramente hay que ser conscientes de que esa violencia existe.
“Es algo que no respeta orientaciones sexuales, clases, ni edades. Se da en todas las esferas sociales”, menciona. Además, es importante que se reflexione sobre aquellas violencias que se han normalizado, pues la violencia emocional, económica o patrimonial no se ven fácilmente y por ello es que se vuelve a caer en este círculo.
En el caso de que se haya sufrido de violencia de género, sugiere que, además de visibilizarla, si ésta amenaza contra la integridad física y/o emocional de la persona, la acción obligada es la denuncia. “Todas las violencias se pueden denunciar, por eso existe la Ley General de la No Violencia contra las Mujeres”.
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En caso de no querer llegar a este punto, sí es sumamente importante trabajar esta situación con un especialista, pues el hecho ser sobreviviente de violencia de género no hace inmune a la persona de volver a pasar por la misma situación, por lo que el trabajo terapéutico es esencial para ubicar la violencia y generar la habilidad de no relacionarte con personas dañinas.
Para aquellos familiares, amigos y personas que buscan acompañar a alguna víctima de violencia de género, pide Rosa Elena no desesperarse y estar disponible para esa persona, pues el proceso de alguien que vive este tipo de relaciones puede ser lento. “No es que no quiera salir de esa relación violenta, es que no puede. Ve la violencia y la justifica por su vivencia personal”, señala.
Concluye haciendo hincapié en que estos casos son situaciones de la vida cotidiana y no es algo que solamente se le debe dar luz en ciertas fechas del año, pues la violencia de género es un problema de salud pública y social que se debe visibilizar y trabajar diariamente.