Estas vacaciones de Semana Santa pueden ser una excelente oportunidad para conectar de mejor manera con los pequeños del hogar. Una de las formas más sencillas y eficaces de hacerlo es a través del juego, pues es un espacio de encuentro para padres e hijos, para desarrollar y enriquecer vínculos afectivos y habilidades sociales.
El portal de la asociación colombiana Grupo Educar, la cual se dedica a ayudar a maestros y personas encargadas de la educación de niños, indica algunos beneficios que tiene el juego a nivel emocional para ellos, los cuales son los siguientes:
Conocer a tu hijo
Esta actividad es un poderoso canal de expresión de emociones. A través de éste el niño somete a prueba a su mundo y aprende de él, y por lo tanto es esencial para su desarrollo y es también su manera de “autoterapia”, a través de la cual a menudo se resuelven confusiones, angustias y conflictos.
Ayuda al lenguaje
En el día a día el niño experimenta muchas cosas que todavía no puede expresar en el lenguaje verbal, y entonces usa el juego para formular y asimilar sus vivencias. Los niños pequeños aún no tienen la capacidad de verbalizar ni de “poner nombre” a lo que sienten, por lo que gracias a la ayuda de sus padres, ellos pueden ir logrando reconocer e identificar las distintas emociones que surgen durante el juego.
Observa cómo juega y sabrás qué siente
La observación es crucial en el desarrollo de esta actividad, pues podrás ver aspectos como la manera en la que juega, cómo se acerca a los materiales, qué escoge, o qué evita. El modo revela muchas cosas de cómo es en su vida. Incluso se puede observar el contenido del mismo: ¿Trata de temas de soledad? ¿Agresión? ¿Alegría?
Sin duda el juego es diversión y ayuda a promover la relación necesaria entre padres e hijos. Éste nos entrega oportunidades para una interacción placentera y alegre, donde se vive el gusto por compartir fomentando el desarrollo de un vínculo afectivo seguro.