La alimentación es una de las bases de la vida del ser humano. Gracias a ella se tiene la energía para seguir con las actividades diarias y se obtienen los nutrientes necesarios para tener una vida saludable. Por eso es importante que, desde una edad temprana, las personas aprendan a consumir alimentos que ayudarán a su vitalidad y motivación durante el día, además de aportar salud.
Naomi Viridiana Orozco Meraz, quien cursa el último semestre de la carrera de Nutrición en la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) con un enfoque en Nutrición Clínica, comenta que una alimentación saludable en los menores no solo consiste en el consumo de verduras, sino que recomienda se le dé importancia a todo lo que consume el menor desde la lactancia.
La nutrición infantil tiene su importancia desde la lactancia, en la que se recomienda que el menor consuma exclusivamente leche materna hasta los 6 meses de edad. A partir de ese tiempo, se recomienda se le siga proporcionando a los menores de esta leche con alimentación complementaria hasta los 2 años de edad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la infancia temprana, que abarca desde el primer año de edad hasta los tres años, se tiene mayor énfasis en lo que come el menor, ya que el crecimiento de los niños es más lento pero estable. En esta etapa se reduce el apetito de los niños, por lo que es crucial que los hábitos de alimentación saludable se establezcan debido a que esto puede influir en sus prácticas de alimentación y de salud en etapas futuras.
En esta etapa, el menor genera más actividades y se relacionan más con los alimentos gracias a su alimentación complementaria. Aquí es donde el menor comienza a aceptar ciertos alimentos y se generan preferencias y hábitos en torno a la comida. Prevenir la desnutrición es importante porque esto afecta al desarrollo del menor a futuro.
Una de las recomendaciones que ofrece Naomi al intentar que el menor consuma más vegetales por su valor nutricional es que se busquen maneras diferentes de presentar los alimentos, para que así pueda interesarse por la comida que el menor regularmente rechazaría.
Buscar que los alimentos que consuman tengan distintas presentaciones y texturas lo ayudarán a que experimente con la comida y aprenda a verla de distinta manera, haciendo la experiencia de la alimentación saludable para ellos una disfrutable y divertida.
A la hora en la que el niño tome sus alimentos, se recomienda que las distracciones sean mínimas: nada de celular, tablets o televisión, pues estos aparatos estimulan otros sentidos haciendo que el menor se desconcentre y no acepte el estímulo de la alimentación.
Involucrar a niños en su alimentación
Buscar que los niños sean partícipes en su alimentación, en la medida de sus posibilidades, es algo muy positivo para ellos, ya que es más probable que así decidan consumir la comida que se les está preparando. Actividades como emplatar su fruta o que elijan el tazón en el que quieren se les sirvan los alimentos, ayudan mucho a que el niño quiera consumir más frutas y verduras.
La supervisión de un adulto en etapas tempranas es importante para evitar accidentes como atragantamiento, al igual que la persona encargada del menor se cerciore de que come sentado y la duración del menor al comer, evitar que coma rápido para mejor digestión.
Es de suma importancia que se atiendan y respeten las señales de hambre y saciedad en la infancia: no forzar cantidades ni alimentos, pero sí buscar maneras en la que el menor pueda tener todos los grupos de alimentos. Es preferible darle cantidades pequeñas y que el menor se sienta con la posibilidad de pedir más comida que darle cantidades grandes que no va a poder consumir.
El ejemplo de papás, es importante
El rechazo por algunos alimentos es común en los niños, por lo que recomienda se busquen alimentos similares que puedan cubrir necesidades nutrimentales u otras formas de preparación que puedan hacer la comida más vistosa y atractiva para que el menor la consuma.
Los niños, especialmente en la etapa temprana, son imitadores. Esto no excluye en el aspecto de la alimentación, por lo que es importante que el niño vea que los demás integrantes de la familia consumen también frutas, verduras y demás grupos alimenticios.
Los padres de familia y/o tutores tienen una gran responsabilidad en buscar y que se les ofrezca una educación nutricional, además, se debe tomar en cuenta el entorno social y familiar en el que se encuentra el menor, pues estos afectan en la manera que será alimentado y aportan de manera positiva y negativa en sus costumbres alimentarias futuras.