La adolescencia trae consigo una fuerte etapa de cambios para los jóvenes que la viven, lo que acarrea diversos problemas familiares que, aunque puedan sonar simples, no lo son del todo. Uno de ellos es que los adolescentes mantengan limpia y ordenada su habitación, importante no solo por una cuestión estética, sino que también para ubicar artículos y mantener un orden mental.
La psicoterapeuta Gestalt infantil y adolescente, Xóchitl Evelyn Robles García, comenta que en esta etapa es muy común este tipo de comportamientos porque viven en constante cambios emocionales y hormonales, lo que hace que dejen de realizar algunos hábitos. También recalca que si en la infancia se inculcaron hábitos de orden y limpieza, en la adolescencia no será tan difícil volver a retomarlos en esta etapa.
“Sin embargo, si no se inculcaron estos hábitos y los padres sobreprotegen en la infancia, por consecuencia en la adolescencia no estarán acostumbrados a hacerlo. Como tienen su cuarto tienen su vida”, indica. Además, menciona que el adolescente debe tener su espacio, pero que antes de ello deben reunirse para llegar acuerdos y responsabilidades.
Es importante marcarlo como responsabilidades y no obligaciones, mencionar que todos tienen participación para mantener limpia y ordenada la casa para que ese lugar de descanso se encuentre en las mejores condiciones para habitarlo. Igualmente, comenta que los padres deben hacer introspección y analizar si ellos mismos son limpios y ordenados, pues los hijos aprenden de ellos y lógicamente el adolescente no lo hará si no ve el ejemplo.
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Recomienda que se haga un plan semanal en el que se pueda marcar si se cumplieron las responsabilidades o no y, si se cumplen estos objetivos, que haya una recompensa positiva dependiendo de los gustos del adolescente. También es necesario dejar claro que es su responsabilidad mantener el orden de su cuarto y el área que sea parte de sus tareas en el hogar.
Por último, Robles García, enfatiza en la importancia de la comunicación como una autoridad sana y que esta sea constante. “Creemos o suponemos que ya saben lo que tienen que hacer, pero no lo saben. El generar un hábito se maneja en 21 días en el caso de adultos. En niños y adolescentes se forma en 41, por lo que hay que tener paciencia para que se genere ese hábito”.