La universidad puede ser una etapa en la que el estrés académico y personal se interpola, por lo que es común que en este momento de la vida se manifiesten problemas que anteriormente no se veían claramente. Hay diversos casos de personas que en esta etapa empiezan a tener síntomas de enfermedades como la bipolaridad, haciendo que su proceso educativo uno más difícil.
Margarita Rico Vázquez, psicóloga con maestría en Terapia Psicoanalítica y quien se dedica a pacientes con trastornos graves, comenta que es importante que la bipolaridad se defina en dos áreas: maniaca y depresiva. Esto debido a que muchas personas creen que la bipolaridad se refiere a cambios repentinos en el comportamiento de las personas cuando no pasa de esa manera.
“La manía es un estado de euforia, en donde todo se ve acelerado, cualquier idea parece buena, probablemente no duerma y es productivo, por eso se ve bien en la sociedad”, declara. También está ligada a las adicciones y a la promiscuidad, con necesidad de más de una pareja sexual por día.
Igualmente hacen grandes compras compulsivas, incluso absurdas son un indicador de una desconexión de la realidad en estos pacientes. Sin embargo, súbitamente llega el bajón, lo que hace que la bipolaridad esté muy ligada a los intentos y fantasías suicidas.
“La depresión no solo significa sentirse triste, sino que refiere a la pérdida de personas, trabajos y la autoestima. El paciente puede durar en ese estado días, pero eso implica que durante ese tiempo es disfuncional, desconectado de la realidad y las ideas suicidad. Es como la pérdida de la vitalidad”, indica.
Señala que los alumnos que padecen de bipolaridad tienen temporadas donde tienen grandes trabajos y proyectos, siendo excepcionalmente eficientes. Cuando llega la depresión es tal que incluso el mismo cuerpo genera barreras para evitar la muerte, como generar fatiga o hacer que la persona quede dormida para cuidar de sí mismo, impidiendo que vaya a la escuela.
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Margarita Rico, teniendo experiencia como docente, ha detectado que los signos depresivos son más sencillos de detectar que la manía. Desde la necesidad de consumir productos como el cigarro entre clases o el alumno que se queda dormido por depresión son señales que puede identificar un maestro. El contacto con la realidad que tenga el universitario es importante conocerlo, pues si éste es ajeno a él puede indicar un caso grave de bipolaridad.
Por ello Rico Vázquez recomienda que el maestro tenga un grado de conocimiento sobre lo que le pasa al alumno, ya que en muchas ocasiones pasan más tiempo en la escuela que en casa, por lo que el interés del maestro por ellos es importante. También la observación constante es esencial para poder ayudarlos y brindarles de un lugar seguro para expresarse, de modo que el docente pueda recomendar ayuda profesional.