A pesar de los avances logrados en las últimas décadas en el acceso a la educación, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) informa que existen 250 millones de niños y de jóvenes de todo el mundo sin escolarizar y el 70% de los niños de 10 años en los países de ingresos bajos y medios son incapaces de comprender un texto sencillo.
En un nuevo informe titulado “El precio de la inacción: El costo global privado, fiscal y social de que las y los niños y jóvenes no aprendan”, la UNESCO calcula que el costo de la desescolarización y de las carencias educativas ascenderá a 10 billones de dólares al año hasta el 2030.
También estima que reducir al menos un 10% la proporción de jóvenes que abandonan prematuramente los estudios o carecen de las competencias básicas impulsaría el crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) entre 1 y 2 puntos porcentuales.
Más allá de las consideraciones económicas, alerta de los graves estragos sociales que provocan las carencias educativas. Las lagunas en la adquisición de las competencias básicas se asocian con un aumento del 69 % de los embarazos precoces entre las jóvenes.
Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO hizo un llamamiento a los Estados Miembros de la Organización para que "cumplan su compromiso de transformar la educación de un privilegio a una prerrogativa para todos los seres humanos del mundo".
Para ello, la UNESCO formula 10 recomendaciones en su informe, siendo algunas de las sugerencias, las siguientes:
- Los Estados integrantes deben garantizar a cada niña y niño una escolaridad gratuita, financiada con fondos públicos, durante un mínimo de 12 años.
- Esa escolarización debe ir acompañada de inversiones en la primera infancia, para sentar las bases del aprendizaje lo antes posible y luchar contra las desigualdades.
- Deben ponerse en marcha programas de “segunda oportunidad” para los niños y niñas que se quedaron sin escolarizar o cuya educación se interrumpió.
- El entorno de aprendizaje también debe ser seguro e inclusivo.
- La UNESCO pide que las distancias entre los hogares de los niños y las escuelas sean cortas.
- El tamaño de las clases debe reducirse y las asignaturas deben ser impartidas por docentes cualificados motivados que apoyen a todos los alumnos de forma equitativa.
Por otra parte, la Organización anima a los Estados a sensibilizar a las comunidades locales y a las familias sobre la importancia de que las niñas y los niños finalicen un ciclo completo de educación e implicar a los padres en las actividades y la gestión escolares.