Ansiedad: cuando la mente al proteger, te ataca

Al presentarse una situación sin peligro eminente pero que activa la huida, es importante mantenerse en el presente. Debemos ser conscientes de que ese momento pasará.

Los ataques de ansiedad ocurren de manera esporádica, es decir, no hay un detonante aparente. (Shutterstock)
Los ataques de ansiedad ocurren de manera esporádica, es decir, no hay un detonante aparente. (Shutterstock)
Torreón, Coahuila /

Las crisis de ansiedad o ataques de pánico son estados de alerta alterados que pueden generar una sensación de malestar momentánea. Conocer qué son, cómo detectarlos y qué hacer para mitigarlos ayudará a que el paciente se recupere más rápidamente y pueda enfrentarlas cuando se presenten.

La psiquiatra Marlene Leticia Aranda Ponce comenta que, para entender una crisis de ansiedad, primero se debe comprender qué es. Ella la define como una emoción básica que nos alerta sobre el peligro. No obstante, puede detonarse en casos donde el riesgo no es inminente, pero genera la sensación de huida, que es lo que se conoce como ataque de pánico.

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“Tiene un componente cognitivo. Piensan que pasa algo catastrófico o que este malestar no se les quitará nunca. Es un pensamiento muy rígido e inamovible; en esos momentos no es posible pensar con sentido común y claridad sobre lo que realmente sí puede pasar y lo que no”.

La especialista establece que algunos pacientes también experimentan cierta culpa por presentar crisis o dudan de su percepción.

Por otra parte, la especialista en Neuropsicología Educativa Ana Luisa García Méndez comenta que estos ataques pueden derivarse de situaciones sociales, como sentirse expuestos, tener miedo a las alturas u otros factores que el paciente puede o no conocer.

“En el Trastorno de Ansiedad Generalizada hay una amplia gama de situaciones que pueden derivar en una crisis de ansiedad. En pocas palabras, se puede desencadenar cuando el cerebro detecta una amenaza que se percibe desproporcionada respecto al peligro real en el que estamos”.

Marlene Leticia Aranda Ponce, psiquiatra. (Karla Rodríguez)

Química cerebral

Jaime Adolfo Luna Martínez, neurólogo y neurofisiólogo clínico, explica que este fenómeno a nivel cerebral se puede ver como un estímulo pequeño que genera una sobreestimulación del sistema simpático, que se activa en situaciones de estrés o peligro.

“El problema es que en la desregulación, los mecanismos regulatorios donde predomina el ácido gamma-aminobutírico, un neurotransmisor inhibidor, no funcionan adecuadamente. Por ello, no pueden inhibir a otros neurotransmisores que predominan en estos estados”.

Una de las partes que se bloquean es la corteza frontal, que permite razonar. Cuando hay sobreestimulación de neurotransmisores como la noradrenalina y la serotonina, predomina en la persona el instinto de huida o de pelea.

“Durante un ataque de pánico, no es posible pensar con claridad. La inhibición de esta área cerebral provoca que predomine el instinto de huida. Todo aquel que ha tenido un ataque de pánico se identificará con esto, porque no es algo que decidan; simplemente sucede. No siempre hay un detonante”.

Además, se altera la frecuencia cardíaca y la respiración, provocando otros síntomas como adormecimiento de ciertas partes del cuerpo, al predominar la sensación de escape sin razonamiento consciente.

Orígenes

Aranda Ponce considera importante investigar a fondo los ataques de ansiedad para conocer sus orígenes. Esto incluye determinar cuándo ocurren, cuántas veces por semana se presentan y si hubo periodos sin crisis para detectar patrones.

“También debemos investigar si estas crisis presentan otros datos. Por ejemplo, muchos componentes son similares en pacientes con padecimientos neurológicos acompañados de trastornos psiquiátricos”.

Asimismo, cuestiones neuronales, como alteraciones en la tiroides, pueden favorecer la aparición de estas crisis. Contextos violentos o adversos también aumentan la propensión a desarrollar este tipo de problemas.

Ana Luisa García, especialista en Neuropsicología Educativa. (Karla Rodríguez)

¿Cómo mitigarlos?

“Es importante entender que se van a quitar. Sí, es un sufrimiento intenso en ese momento, pero no es eterno. Funciona muy bien realizar técnicas de grounding, como sentir los pies en el piso y recorrer mentalmente todo el cuerpo para regresar al presente”, aconseja.

Otra técnica consiste en utilizar los sentidos: identificar cinco cosas que puedan ver, cuatro que puedan oler, tres que puedan tocar, dos que puedan saborear y una que puedan escuchar. Estas acciones ayudan a regresar al presente y mitigan pensamientos catastróficos sobre el futuro.

García Méndez agrega que existen corrientes psicoterapéuticas útiles, como la terapia cognitivo-conductual, así como prácticas complementarias: meditación, actividad física constante, dieta equilibrada, buena higiene del sueño, redes de apoyo con familia y amigos, gestión del tiempo y, en caso necesario, medicación bajo supervisión psiquiátrica.

e&d


  • Karla Rodríguez
  • Egresada de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la Universidad La Salle Laguna. Desde 2021 es reportera y editora web de Aula, y colabora en suplementos y notas comerciales. Amante de la música y cantante enfocada en el canto lírico.

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