Científicos, en busca del “santo grial” en la lucha contra el covid-19

Investigadores coinciden en que aún no hay un tratamiento específico “deberemos aprender a vivir con la enfermedad y el riesgo de contagio va para largo”.

En Coahuila las cifras han llegado a las nubes y han descendido. (Especial)
Esmeralda Sánchez
Saltillo, Coahuila. /

A más de un año de convivir con el covid-19, en Coahuila las cifras han llegado a las nubes y han descendido también a niveles mínimos, pero la enfermedad, tal cual y pesando como el primer día. 

Los esfuerzos por contenerla han sido muchos y desde muchos frentes, pero uno de los más relevantes es el de conocerla a fondo y con base a ello, proponer alternativas que brinden una protección a largo plazo, lo que hasta ahora desgraciadamente no ha sido posible. A nivel local, el Hospital Universitario de Saltillo y la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Coahuila, han llevado a cabo investigaciones con este objetivo, que en su momento sembraron esperanza, pero que aún están lejos de resolver este complejo problema de salud.

Prometeo: plasma que quedó en la esperanza

Los doctores Julio Martínez, Jefe de Investigación del Hospital Universitario y Médico Internista; y su compañero Carlos Felipe Barrera Ramírez, Jefe de Enseñanza del mismo nosocomio, quien además es Médico Internista, Médico Cardiólogo y Cardiólogo Intervencionista, trabajaron por más de un año en el Proyecto Prometeo, consistente en transfundir plasma convaleciente de personas ya en periodo de recuperación de la enfermedad Sars-Cov-2, a pacientes con neumonía ó enfermedad severa a grave de covid-19

“Se empezó a escribir en abril y tuvimos que hacer todo el procesos de certificación en los comités de investigación, de bio seguridad, porque utilizábamos un producto biológico, para que fuera lo suficientemente seguro y no poner en riesgo a los pacientes a los que se les iba a transfundir”, explica el doctor Julio Martínez. 

Una vez aceptado y registrado en los comités hubo que darlo de alta a nivel de instancias federales, como la Comisión Federal Para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), y hasta pasadas todas estas pruebas, fue que inició la práctica en el Hospital Universitario, el Hospital General de Saltillo, el Hospital Oncológico, y entre los privados, el Centro Hospitalario La Concepción. 

Se llevó a recolección aproximadamente 20 plasmas, de ellos utilizamos 17, pues 3 no se pudieron utilizar por procesos asociados a recolección, transporte y demás”; los resultados: el beneficio es de un rango muy estrecho y para verlo en los pacientes era necesario aplicar la transfusión en los primeros tres días del inicio de la enfermedad, lo que según su comportamiento en el país es prácticamente imposible. 

“Todos nuestros pacientes llegan ya muy tarde, ya muy tratados o no tratados y que se aguantan en sus casas, están llegando hasta las dos semanas del inicio de la enfermedad, y ya en este período estamos fuera de rango terapéutico del plasma”, señalan los galenos. 


Como su nombre lo dice, el Proyecto Prometeo tenía gran esperanza en el plasma ya que éste tiene anticuerpos que funcionarían para neutralizar el virus y que no siguiera replicándose ó multiplicándose. 

Barrera Ramírez, Jefe de Enseñanza del HU, recuerda que en la Unidad Respiratoria han atendido alrededor de 250 pacientes con covid-19, y la única constante es que aún no hay un tratamiento específico para la enfermedad, porlo que dependiendo del día y de la evolución es la indicación. 

Así, en los primeros siete días lo más concurrido son los tratamientos antivirales; posteriormente viene una tormenta inflamatoria alrededor del día 10, con la alteración del sistema inmunológico y que requiere otros tratamientos como los esteroides con el objetivo de atacar el sistema y “mantenerlo dormido un poquito para que no se despierte esa tormenta”. 

A estas alturas el uso del plasma ya es muy limitado, por lo que los médicos coinciden en que lo más importante, es atenderse de manera oportuna y temprana; además de mantener la vigilancia estrecha del paciente, vigilar los síntomas de la oxigenación y de cómo va evolucionando para un tratamiento y una hospitalización temprana.

“Eso es lo que se ha visto que ha impactado en el estado de salud de los pacientes de mayor edad, con co-morbilidad de enfermedades cardiacas, hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo; o pacientes con alteración al sistema de las defensas, de cáncer; son pacientes que tienen alto riesgo de complicaciones y son los que tenemos que estar vigilando de manera muy estrecha”. 

El médico recalca que es importante el resultado de su investigación, ya que a lo largo de este año se ha notado la ansiedad y urgencia de los familiares por conseguir plasma para poder ayudar a sus pacientes.

“Que sepan que en este momento no es uno de los tratamientos prioritarios, que su uso es muy limitado, es para pacientes muy seleccionados en quienes prácticamente tendría que tenerse un banco de sangre con los plasmas ya listos para ser utilizados de inmediato”.

La coincidencia es que deberemos aprender a vivir con la enfermedad, y el riesgo de contagio, “va para largo”, de ahí la necesidad de paciencia y la responsabilidad del autocuidado: uso de doble mascarilla, lavado de manos constante o uso de gel desinfectante; sana distancia de más de un metro y medio; mantener áreas bien ventiladas y abstenerse de acudir a sitios con mucha gente. “La vacuna es para prevenir un evento grave, y además no sabemos por cuánto tiempo nos va a dar la protección, la inmunidad”.

Genes positivos o negativos

Pese a los malos resultados, el esfuerzo de la medicina de investigación continúa, y así, el doctor Jesús Morlett, Coordinador de Investigación en la Facultadde Medicina Unidad Saltillo, y la doctora Michelle Santoyo, Médico Pasante del Servicio Social del Centro de Investigación en Salud de la misma Facultad, mantienen otra línea. 

Estamos investigando genes que tienen que ver con la recepción del virus y con la respuesta inmune al coronavirus”, dice el doctor Morlett. Son tres genes: el AC, el del factor de necrosis tumoral y las interlusinas, causantes de la llamada tormenta inflamatoria. 

“Revisamos por qué algunos pacientes llevan a cabo esta tormenta inflamatoria, cómo se lleva a cabo el proceso y por qué algunos adquieren el coronavirus con un cuadro más severo o no tan severo”. 

Se busca algún tipo de mutación en estos genes; y se lleva a cabo una extracción a partir de los glóbulosblancos del ADN del paciente, para verificarlo, “normalmente la vamos a conocer como polimorfismo: un gen que presenta varias formas; creemos que dependiendo de los polimorfismos que presenta el gen, se va a presentar la respuesta hacia el coronavirus o se va a adquirir un cuadro más severo de la covid-19”. 

La doctora Michelle Santoyo, precisa que se trata de Biología Molecular y Genética, delimitando un fragmento del gen que se desea analizar y con base a ello visualizar las variantes de los genes que están estudiando. A la fecha se han analizado alrededor de 40 a 50 pacientes “y hemos visto que la información varía y esa variante la estamos asociando de acuerdo al diagnóstico clínico que tienen los pacientes, viendo si un polimorfismo le puede producir un cuadro grave”. 

Apenas inicia el análisis de estos genes y sus variantes, que serán las encargadas de producir una respuesta inmune “muchas de estas proteínas van a producir el plasma; y con eso el doctor Carlos Felipe Barrera y el doctor Julio Martínez, lo utilizan para tratar de hacer un tratamiento más exclusivo hacia algunos pacientes ya seleccionados, es una manera global de lo que nosotros estamos haciendo aquí en la facultad”. 


La población que fue diagnosticada con covid-19, es comparada contra población aparentemente sana para determinar si las variantes en los genes tienen que ver con la población sana o son exclusivas hacia el coronavirus; son pacientes entre los 25 y los 60 años de edad. 

“La hipótesis es que la información que nosotros tenemos en nuestros genes, está jugando también un papel importante en la defensa en contra de una enfermedad emergente”, como es el covid. 

Es en estos genes o receptores, que “se pegan los virus o el SARS Cov-2”, como si fueran dos imanes: “si tuviéramos un polo negativo y el SARS Cov-2 también obviamente se van a rechazar, pero en cambio si tuviéramos nosotros un positivo entonces se van a atraer, más o menos es así a grandes rasgos lo que hacen nuestros genes”. 

De esta forma, el gen AC, a través de las variantes en su información le va a permitir al virus pegarse o que simplemente no reconozca a ese receptor y no se adquiera la enfermedad. En cuanto al factor de necrosis tumoral y las interlusinas, de igual forma van a tener cierta información ya recabada para empezar una defensa en contra del SARS Cov-2. “Cabe mencionar que el SARS Cov-2 roba material genético de las células, y algunas otras sustancias como son las membranas y por esto el sistema inmune no reconoce al SARS Cov-2 como algo externo, más bien lo reconoce como algo interno y por eso no hay una respuesta inmune específica”. 

Además, es importante saber si las variantes que tenemos en los factores de necrosis tumoral o de las interlusinas son los que se van a encargar de establecer una mejor respuesta inmune o empeorarla. Escasos recursos Pese a la importancia de estas investigaciones, escasos son los recursos con que cuentan: en el caso del doctor Morlette, éstos han procedido de otros proyectos por parte del Gobierno Federal. 

“Actualmente no tenemos dinero de gobierno, pero estamos reciclando reactivos, material de apoyos anteriores es con lo que nosotros hemos estado trabajando”. 

En el caso del proyecto que tienen el Doctor Barrera y el Doctor Julio, se contó con el apoyo económico de la Universidad Autónoma de Coahuila y del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología. 

“Lo que nosotros esperamos es aportar información sobre la respuesta inmune y empezar a generar algún tipo de vacunas; que estos genes que nosotros estamos trabajando sean dianas para algún tratamiento terapéutico, para ejercer un diagnóstico oportuno sobre la enfermedad de la covid-19, esos frentes son los que posiblemente se puedan abrir”.

Un importante hallazgo son los RNAs mensajeros que tienen esas vacunas para los tratamientos y por eso se necesitan refrigeradores de menos 70 grados para mantenerlos “muchas de ellas es con la información que ya se tenía de los otros coronavirus… pero también es necesario empezar a generar vacunas proteicas que todavía no existen o que se están desarrollando”. 

Esto es algo para lo que se apuesta pueda servir esta investigación, para generar este tipo de vacunas, incrementar la respuesta inmune y entonces salvaguardar la vida de las personas con mayor eficacia.

EGO

LAS MÁS VISTAS