Debido a que las personas mayores de 60 años se han identificado como el sector más propenso a la enfermedad de covid-19, los asilos también han entrado en cuarentena.
En León, la “Casa Hogar Tepeyac” y el asilo “El Ángel Guardián A.C” han optado por impedir todo acceso temporalmente, mientras que la “Casa Vicentina” ha optado por enviar a todos sus adultos mayores de regreso con sus familias hasta que pase la contingencia.
La historia del “Hogar María Asunta” para ancianas en situación de calle que brinda ayuda desde 1961, no dista mucho de esta realidad, ya que a pesar de ser una asociación que sobrevive gracias a donativos y aportaciones comunitarias, cuyos gastos ascienden a los 200 mil pesos mensuales, ha cerrado sus puertas al público para evitar cualquier tipo de contagio.
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” Hemos optado por no dejar pasar a nadie, porque, aunque vengamos muy desinfectados son personas muy vulnerables porque son muy mayores”, destacó la hermana Celia Maria, directora de la institución.
Por lo cual, aunado a la serie de cuidados que conlleva la atención de adultos de avanzada edad se cuenta con atención permanente de un médico, así como tres turnos de enfermeras.
¿Cómo es la vida dentro del asilo?
“Tratamos que la vida en asilo se mantenga activa, para que las abuelitas no se sientan entristezcan”
La vida sigue el ritmo de antes, se les levanta a las 7:00 am para ser bañadas con sumo cuidado, posteriormente se les lleva a misa donde oran para que pronto termine la contingencia.
Poco antes de las 9:00 am están ya desayunando lo que gracias a la generosidad de las personas llega hasta su cocina, lo cual va desde avena, pan dulce, fruta y leche “Gracias a la bondad de las personas, ni un solo día desde que inició la enfermedad nos hemos quedado sin qué comer, Dios ha sido muy generoso”, mencionó la hermana Celia.
Posteriormente pasan a una sala donde realizan actividades diversas que van desde dibujar, pintar, hacer manualidades, buscan pasar la tarde de una forma amena, realizan también ejercicios corporales con aparatos para evitar la rigidez en sus cuerpos.
A algunas les gusta bordar, les damos estambre para tejer y a otras les encanta ver noticias “Estamos inventando muchas cosas porque tenemos que entretenerlas” agregó.
La mayoría de las abuelitas que ahí viven, fueron canalizadas a través de DIF, la policía o personas que las han encontrado vagando en las calles.
“Aquí el 90% son abandonadas, lo cual quiere decir que ellas no echan de mucho de extrañar a sus familiares, extrañan más a la gente que viene a visitarlas cada domingo, hay grupos que vienen sistemáticamente a visitarlas y llegan a echar de menos a esas personas, más que a sus propias familias”
Actualmente, subsisten a través de los proyectos que lanza DIF, gobierno municipal y de las aportaciones voluntarias de empresas y ciudadanía, aún así lo gastos de medicamentos llegan a 8 mil pesos mensuales, 9 mil pesos de gastos de agua del cual reciben un subsidio del 50%, se suman gastos en luz y gas del cual llegan recibos de hasta 20 mil pesos, además de alimentación y salarios para los colaboradores “Aquí todo el mundo que quiera ayudar, bienvenido es”, concluyó la madre Celia María, quien asegura que ante la situación actual, necesitarán más que nunca la buena voluntad.