A sus 35 años, "El Güero", un enfermero originario de Monterrey, decidió salir con rumbo a Ciudad de México para convertirse en un héroe sin capa; sin embargo, 10 días después su historia no tuvo final feliz al ser una de las 13 personas del sector salud que durante 14 horas estuvieron secuestradas en un hotel de la capital del país.
El enfermero y padre de 5 hijos y "uno en camino" compartió con MILENIO Monterrey parte de su doble aventura, la de salvar vidas en una ciudad en la que “no se están cuidando contra el covid-19”, y la de ver la suya en riesgo al ser privado de su libertad.
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Con 15 años de experiencia como enfermero, acepta que aunque durante esas horas del plagio varias se las pasó dormido, y otras tratando de mantener la actitud positiva y amigable que lo caracteriza, sí tuvo miedo, mucho, sobre todo de no poder ver a ese ser con 5 meses de gestación.
“Me dio miedo no conocer a mi bebé, miedo de no volver a mi familia, a mis hijos, mis padres, mis amigos, mi academia, una noche antes, mi esposa se contactó con varios papás, y los niños de la academia me mandaron un mensaje, y esa noche me secuestraron a las dos de la mañana”, recordó.
Tras su salida de Monterrey, comentó que estuvo en capacitación en el hospital Siglo XXI, luego entró como activo en el Autódromo Hermanos Rodríguez, el cual fue instalado para atender a pacientes de covid-19, y en ese sitio llevaba tres días atendiendo enfermos. Lugar al que no va a volver tras rendir su declaración sobre su “espantosa experiencia”.
A pesar de esa situación, el hombre se mostró alegre y risueño durante la entrevista telefónica, en la cual aseguró que los delincuentes hicieron dos grupos, “sacaron a seis a otro hotel y siete se quedaron ahí”.
Explicó que entre el dormir, los llantos, el estrés por el secuestro y el acumulado por el la situación del covid-19, las horas pasaron, hasta que llegaron al hotel otros héroes a salvarlos.
“Gracias a Dios llegaron los militares, los de antisecuestros y nos rescataron”, precisó.
Después de ello, afirmó que otras 8 horas de su vida se fueron en los trámites post secuestro.
“Nos la pasamos toda la noche en antisecuestros, de 9 de la noche a 5 de la mañana”, lugar al que tenía que regresar de nueva cuenta a las 11 de la mañana pues faltaban aún tres personas por declarar.
“¿Y ahora qué?... Vámonos para atrás, hoy en la tarde o mañana regreso a Monterrey”, remató.