Debido a la pandemia provocada por el covid-19 el estimado de personas que puede padecer un problema de salud mental en su vida se duplicó, al pasar de uno de cada cuatro, a uno de cada dos, según comentó Alma Rosa Marroquín Escamilla, secretaria de Salud en Nuevo León.
De acuerdo con la funcionaria estatal, la salud mental y prevención de adicciones se ubica como el tercer eje prioritario dentro de la dependencia que dirige, solo por detrás de primera infancia y el cáncer.
“El tema de salud mental antes decíamos que uno de cada cuatro personas podía padecer o presentar algún trastorno o problema de salud mental y ahora se estima que uno de cada dos personas”, destacó.
Entrevistada por Gladys Zavaleta y Luis Carlos Ortiz en Telediario Radio, Marroquín Escamilla recalcó que el impacto de la pandemia fue para todos.
Sin embargo, algunas personas pudieron manejar, a pesar de lo catastrófico del tema, de una manera más positiva esta situación.
“Todos tenemos un impacto después de la pandemia, y algunos los manejamos de una manera más positiva y otros no. Pero todos platicamos historias, se murió alguien en la familia, estuve confinado dos años, no salí, hay personas que desarrollaron enfermedad mental porque veían todo el panorama catastrófico, no solo aquí, sino en el mundo”, mencionó.
Por lo tanto, adelantó, la huella de la covid-19 será imborrable, y derivado de ello los servicios de salud deberán estar listos para cubrir las necesidades de una población afectada no solo en la parte física, sino en la mental.
“Cuando creías que todo iba a pasar llegaba una nueva variante, perdíamos el trabajo, el niño no iba a la escuela. Todos lo vivimos de alguna manera que nos impactó y nos va a dejar una huella para el resto de nuestras vidas”, remarcó.
Sobre los llamados “niños de la pandemia”, dijo, existe la problemática, por ejemplo, de que los niños que tenían dos años y que debían dejar el biberón, el chupón, y no lo hacen, y a los cuatro años se comportan aún como bebés de dos.
Por lo cual, explicó, la intervención en primera infancia será primordial, pero sin dejar a un lado a los adolescentes, con los que se tiene “una deuda histórica”.
“Es muy importante que podamos reforzar las intervenciones desde la primera infancia, y con los adolescentes”, señaló.