Más de 24 años dedicados a la enfermería no sólo le traen recuerdos gratos, también aquellos momentos que la han hecho crecer en lo personal y en lo laboral, momentos que la forjaron y la hicieron quien es; sentada en el sillón de su hogar, María Guadalupe Rodríguez Sánchez, platica gustosa y a la vez con un tono de melancolía, lo que significa dedicarse a la enfermería.
“Me pregunto qué hubiera sido de mi vida siendo simplemente ama de casa, yo sé que mucha gente lo es y es feliz, en lo particular no me imagino mi vida sin el IMSS y sin la enfermería y sin trabajar, no me la imagino; muy medular en mi vida, es una parte que me hace ver el mundo de diferente manera, me ha servido hasta en la vida personal, el ser enfermera te sirve para la vida personal”.
El amor por la enfermería, recuerda, nació gracias una de sus primas y a las pláticas que tenía acerca de lo que se vivía al interior de los hospitales, éste fue el primer paso para formarse como enfermera, lo demás pasos se da adentro de los hospitales, enfrentándose a la enfermedad y en algunos casos a la muerte.
“Creo que si estudias algo que es un servicio hacia los demás, desde ahí eres una persona especial, porque no cualquiera se ensucia las manos con la sangre de alguien más, con las secreciones de alguien más, no cualquiera soporta los olores de alguien más. Quien escoge ser médico o enfermera sabe que va a estar en ese ambiente”.
Teniendo como segunda casa al Instituto Mexicano del Seguro del Seguro Social (IMSS), las experiencias, el trabajo y las anécdotas son muchas, pues en cada área de atención, el aprendizaje es distinto; por ejemplo, el área del urgencias trae consigo más trabajo, con un enfoque más dinámico.
- En esta labor, afirma, no hay certezas, pues así como pueden llegar pacientes en estado grave y que tienen una recuperación favorable, también pueden presentarse pacientes que no presentan signos graves; pero entran en paro o fallecen.
Último año laboral con pandemia
A pesar de todo el aprendizaje y la experiencia, María Guadalupe Rodríguez Sánchez nunca imaginó que su último año laboral lo viviría enfrentando una pandemia, luchando con el miedo, la incertidumbre y el luto.
“Ya estaba mentalizada para decir ‘este es mi último año laboral y lo voy a disfrutar’, de pronto zas se vuelve todo anormal, todo el mundo sentado en su lugar de trabajo, con cara de incertidumbre, se sentía raro el ambiente, te vas adaptando con los días, ya para junio o julio decías: esto va a pasar”.
El desprenderse de su lugar de trabajo fue mucho más fácil, derivado del riesgo y del miedo que trajo consigo el covid-19.
“Te das cuenta que en cualquier momento te puede tocar, que tú no eres diferente, que eres un ser humano igual que todos, te preguntas qué hizo mal él para haberse contagiado y qué puedo hacer mal yo y también me puede tocar. Entras en una etapa de angustia y luego como de adaptación, así viví mi último año de trabajo”.
En medio de esta contingencia sanitaria y a unas horas de la conmemoración del Día de la Enfermera, subraya la labor que día con día realizan sus compañeros y compañeras de profesión, quienes pasan su vida cuidando la de otros.
“Si vieran la magia que hace la enfermería porque no hay tal cosa y tú la inventas, porque no hay tal aparato y tú lo inventas, porque no hay una toma de oxígeno bien puesta y tú la acomodas con tela adhesiva; eso de que no hacemos nada es bien difícil en el sector público, porque el sector salud siempre está saturado”.
KVS