En el Estado de México se invierten aproximadamente 266.6 millones de pesos anuales para combatir a la diabetes, inversión que se realiza de manera bipartita, entre los gobiernos estatal y federal, atendiendo a casi 58 mil pacientes.
De acuerdo con el subdirector de Prevención y Control de Enfermedades del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), Godwin González Estrada, en la entidad esta enfermedad se aborda de manera integral en los pacientes, a través de un seguimiento médico y tratamientos orales o a base de insulina, dependiendo de las necesidades de cada uno.
A través de las diferentes fuentes de financiamiento con las que cuenta la entidad, entre ellas, su propio presupuesto y el proveniente de la Federación, se invierten en promedio 266 millones 621 mil pesos anuales en los tratamientos correspondientes.
El especialista sostuvo que el costo promedio de un tratamiento por paciente, en el ámbito privado, oscila entre 8 mil y 10 mil pesos mensuales; sin embargo, estos costos pueden incrementar derivado del impacto que tiene la diabetes en el funcionamiento del organismo, pues generalmente afecta a distintos órganos, lo que implica una serie de gastos adicionales, ya que no sólo se receta insulina también otros medicamentos.
En todo el Estado de México, apuntó, se contabilizan aproximadamente 57 mil 969 pacientes con diagnóstico de diabetes, de los cuales 42 mil 244 son mujeres y 15 mil 725 son hombres, a quienes se les da un seguimiento a través de las unidades médicas que operan en la entidad.
“Éstos son los pacientes a lo que nosotros les damos un seguimiento mensual, dentro de estos tenemos distintos tipos de tratamientos, desde el no médico, es decir, a través de consultas nutricionales, activación física, entre otras acciones, monitoreando constantemente su avance a través de los grupos de ayuda mutua con los que cuenta la entidad”.
En cuanto a los tratamientos a base de fármacos, se cuentan con medicamentos vía oral y con parenterales, es decir, la insulina.
“En los tratamientos no todos los pacientes son acreedores a insulina, nosotros sólo tenemos 22 mil 144 pacientes con su uso, lo que representa el 40 por ciento del total de pacientes, aproximadamente, todos los demás están controlados con hipoglucemiantes orales, es decir, con pastillas”.
Puntualizó que para que un paciente pueda recibir este tipo de tratamiento, vía insulina, se deben tomar en consideración una multiplicidad de factores, ya que no todos los organismos reaccionan de la misma forma ante los tratamientos.
Para evaluar la posibilidad de administrar este tipo de tratamientos, explicó, se toman en cuenta aspectos como las propias normas oficiales en materia de salud, cumpliendo ciertos criterios, apegándose a las guías de práctica médica o clínica, además de una evaluación periódica y un seguimiento mensual de cada caso.
“Básicamente son pacientes que ya tienen mucho tiempo con hipoglucemiantes o que el hipoglucemiante oral no está teniendo el efecto que nosotros quisiéramos sobre la cantidad de glucosa que tienen o no se puede llegar a la meta, al control, por lo que se debe sumar este tipo de tratamientos, el uso de insulina”.
Indicó que de acuerdo con datos de esta institución, la diabetes se diagnostica en promedio entre los 30 y los 50 años de edad; sin embargo, la mayor cantidad de pacientes que se tienen bajo tratamiento están entre 50 y 60 años.
Señaló que la Secretaría atiende a todos los que no tienen algún tipo de derechohabiencia en materia de salud, es decir, que no cuentan con el servicio de alguna institución como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Reiteró que la insulina no debería ser el primer tratamiento, ya que lo más importante es la dieta, los hábitos, actividad física, que se reduzca el consumo de azúcares y de bebidas procesadas, así como alimentos industrializados.
MMCF