Gerardo Ceballos (Toluca, 1958) lidera el Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre del Instituto de Ecología de la UNAM, que ha logrado crear tres reservas de la biosfera: Chamela-Cuixmal, en Jalisco; Calakmul, en Campeche; y Janos, en Chihuahua; así como el área de protección Ciénegas de Lerma, en Estado de México. Con su artículo sobre “La sexta extinción masiva”, publicado en Science Advances en 2015, se convirtió en el científico mexicano más citado a escala internacional.
Preside la Alianza Nacional por la Conservación del Jaguar, brazo del Consejo Científico Asesor del Proyecto Tren Maya, que generará opiniones para elaborar el Plan Ejecutivo y la Manifestación de Impacto Ambiental de ese transporte, que el Fonatur deberá tomar en cuenta para impulsar un desarrollo sostenible en las regiones por donde circulará.
¿De dónde surge esta vocación?
Cuando tenía once años leí un libro de la colección de Selecciones de Reader’s Digest, El último chorlito, una novela de Fred Bodswoth escrita en 1954; era la última pareja de chorlitos esquimales y mataban a uno de ellos. Decía: “Las grandes bandadas no llegan ya, solo quedan las leyendas, últimos de una especie agonizante vuelan solos”. Me dolió mucho eso y ahí empecé a querer estudiar animales para salvarlos de la extinción. Mis padres me apoyaron mucho en todos mis estudios.
Ceballos estudió la licenciatura en biología en la Universidad Autónoma Metropolitana, la maestría en ecología en la Universidad de Gales, con uno de los expertos más importantes de la época, John L. Harper, y el doctorado en la Universidad de Arizona, con James H. Brown, otro afamado investigador.
¿Qué piensa de los apoyos a la ciencia en México, en especial en este campo?
Es complicado, pero el Conacyt ha jugado un papel fundamental y ahora es muy preocupante el recorte que se le ha hecho, en la administración pasada y ahora, con la titular que en lugar de defenderlo dice que tenemos que hacer más con menos. En la UNAM mi presupuesto para todo el año en mi laboratorio es de 80 mil pesos que se me acaban en el primer mes. Generamos lo demás con proyectos externos, en mi caso he sido muy afortunado de tener el apoyo de World Wildlife Fund y la Fundación Slim, durante los pasados 10 años de manera constante.
¿Alguna vez quiso tirar la toalla?
Cuando hicimos la Reserva Chamela-Cuixmal fueron tiempos muy difíciles, porque nos enfrentamos a un grupo poderosísimo en México; sí hay presiones fuertes, ahora con lo del Tren Maya, por ejemplo, pero tengo la capacidad para salir. La vida ha sido generosa conmigo, empecé a estudiar conservación cuando nadie lo hacía; el artículo que publiqué en 2015 es el número uno en exposición en público y en citas entre más de 212 mil artículos de la misma edad y es el 80 en más de 12 millones de artículos analizados.
“Evaluamos 40 mil especies de vertebrados actuales y de esas se esperaría que ocho se hubieran extinto; pero no, hubo más de 300 extinciones. Lo que se extinguió en 100 años debió suceder en 10 mil años. Es una aceleración gigantesca. Por eso decimos que estamos entrando en la sexta extinción masiva y no tenemos más de 20 años para frenarla. Cada 15 minutos se mata un elefante ilegalmente y ya no habrá para 2030; los humanos estamos erosionando la capacidad de la Tierra de mantener la vida.”
¿Qué hay de la familia?
Mis prioridades son mi familia y después mi trabajo. Los he llevado a África, Sudamérica, la Antártida. Entendí joven que el tiempo se va y lo que no viviera con mi familia a tiempo no lo iba a vivir. Tengo dos hijos plenos (de 26 y 28 años), contentos, exitosos en su trabajo y eso me deja muy satisfecho.
Gerardo Ceballos concluye: “Si yo pudiera decirle algo a los que lean esto, es que deben hacer todo lo que tengan que hacer ya. Los científicos prevemos que va a haber un colapso de la civilización no más allá de 2050 y lo digo con toda la seriedad y responsabilidad que esto implica. Vamos a enfrentar tiempos muy graves en las siguientes dos décadas”.
¿Cuáles son sus pasatiempos?
Me gusta esquiar en nieve, en agua; me gusta correr, por lo que me voy a preparar con mi hijo para correr el Maratón de Berlín, el anterior en el que participé fue el de Nueva York hace cuatros años. También me gusta la fotografía, escribir, dibujar, tocar la guitarra, viajar y leer cosas que no sean de biología.
A propósito, ¿qué está leyendo ahora?
A Sergio Zermeño, Ensayos amargos sobre mi país, a David Quammen, The Tangled Tree, que es sobre la diversidad genética del planeta, y estoy releyendo unos de Luis Spota, La plaza.