A las 7:30 de la mañana el personal de la primaria “Justo Sierra” comenzó el cierre de la calle Adolfo López Mateos con cintas amarillas, exactamente en la cuadra donde está la entrada principal de la primaria que después de un año y seis meses, vuelve a tener niños y maestros en sus salones.
Una niña acompañada de su mamá llegó a las 7:40 de la mañana, pero no se acercó a la entrada principal, se quedó a unos metros, cerca de un árbol, era la única que había llegado. Mientras tanto, los maestros, directivos y personal docente, ingresaban a las instalaciones y pasaban por el filtro sanitario.
Minutos antes de las 8 de la mañana, una niña con su mamá se acercan a la entrada principal, van directo a la entrada de la institución pública, allí es interceptada por la maestra Magdalena Peraza Guerra, enlace del gobernador con los municipios del sur, y comienza a entrevistar a la menor y a su mamá.
“¿Qué sientes de regresar a la escuela? preguntó la funcionaria, mientras la niña de nombre María Fernanda, aseguró que “ya no aguantaba estar encerrada” y que quería volver a ver a sus compañeros de clase.
Ya había más papás con sus hijos en el entorno escolar y María Fernanda y su mamá motivaron a que se acercaran a la entrada, se formaron sobre la banqueta con sana distancia y comenzó su ingreso a la escuela, totalmente distinta de la última vez que la vieron, ya que tiene señalética y anuncios de prevención contra el covid-19 que no estaban.
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Una mamá con un termómetro checa la temperatura con un termómetro digital y aplica gel antibacterial, mientras otra madre de familia, con un contenedor colgado en la espalda, rocía desinfectante a los menores. Están estrenando los insumos que compraron con recursos propios.
Juan José Gallegos, titular del Centro Regional de Desarrollo Educativo en la ciudad, da vueltas desde la entrada hasta el interior del plantel, observa a detalle el regreso a clases, en el cual retornarán 280 niños de los 432 que conforman el total del alumnado.
Los maestros reciben a los niños, en la entrada hay filtros similares obligatorios para ingresar, y se observa que hay pocos menores en cada salón, el 50% aproximadamente, apenas se ocupan entre 7 u 8 pequeñas sillas.
Mientras la directora de la primaria, Beatríz Corona Salas, recorre la escuela con los funcionarios del área educativa tamaulipeca y se toman foto, desde los salones se escucha música, aplausos y gritos de niños, es decir, después de un año y seis meses, la escuela pública vuelve a tener vida.