Para Yudy Tibaduiza Roa, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), “la luz o radiación de sincrotrón permite observar rincones intrincados de la naturaleza que son inaccesibles en detalle a otros tipos de luz, como la luz visible. Esto debido a la forma de la onda que describe y su capacidad de interactuar con los átomos, que constituyen la pieza fundamental de la materia que nos rodea.
“Entonces, al contar con una capacidad de lectura finísima de los eventos naturales, la luz de sincrotrón ha sido utilizada en todo el mundo para una amplísima gama problemas científicos de casi todas las áreas del conocimiento”, explica.
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Las áreas en las que podría ser aplicado el Sincrotrón es en medicina, en el desarrollo de técnicas de imagen y diagnóstico menos invasivas y más precisas, con lo que se permitiría una exposición menor a la radiación tradicional de rayos X, así como al desarrollo de terapias como lo es el MRT (terapia de microhaz sincrotrón), que puede ser utilizada para tratar tumores que no son operables actualmente.
También se puede aplicar en la química, a través del análisis de elementos, proteínas y sus estructuras; en la biología podría ayudar a comprender los misterios no descubiertos del cuerpo humano; en la física de materiales en las que se realizaría la caracterización de los mismos y serviría para la metalurgia, la mineralogía, la ciencia forense, la arqueología y más.
“La luz de sincrotrón es producida acelerando electrones en una máquina en forma de anillo que tiene el mismo nombre: sincrotrón. Cada vez con mayor frecuencia, los trabajos reconocidos con Premios Nobel de ciencias involucran sincrotrones en sus metodologías. Ello es debido a que las preguntas que estos científicos se hicieron sobre la naturaleza solo podían ser respondidas mediante herramientas de observación ultra-precisas”, concluyó.