'Donarle el riñón a mi hermana me cambió, ahora tengo muchísimas ganas de vivir': Miriam León

Esta es una historia de éxito de trasplante de riñón que se atiende en la Unidad Médica de Alta Especialidad del IMSS en Puebla, también conocido como “San José”.

Miriam y María Fernanda León Lezama. (Andrés Lobato)
Rafael González
Puebla /

A Miriam y María Fernanda León Lezama las une algo más que la sangre. Son hermanas y, además, Miriam dona su riñón a María. Con ello le regala una nueva vida, evitando que un problema renal le afectara más la salud.

“Cuando tenía 22 años, casi 23, me detectaron insuficiencia renal crónica. Cuando me dieron la noticia sentí que el mundo se me venía encima, se me terminaba. Pero desde que me lo detectaron los médicos me mandaron medicamentos, así duré unos cuatro años y medio aproximadamente”, narra la joven mujer, quien a los 29 años asegura que se siente plena y feliz, además con el ánimo de en un futuro ser madre.

Esta es una historia de éxito de trasplante de riñón que se atiende en la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) Hospital de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Puebla, también conocido como “San José”, y que se difunde en el marco del Día Internacional de órganos y tejidos que se conmemora el próximo 26 de septiembre.

El doctor Jaime Enrique Tavernier Albores, cirujano de trasplantes del citado nosocomio, informa que el Instituto quiere potenciar la donación de vivo, más adecuada para pacientes jóvenes.

“Es una experiencia enriquecedora para todos los que de una u otra forma participamos en el proceso, donde al final se ve la muy buena voluntad de las personas que deciden hacer una donación indistinto de la donación si es cadavérico o vivo para poder proporcionar que mejore la calidad de vida para las personas que padecen una enfermedad renal”.

Elogia que cada vez haya más personas con la conciencia de la donación. 

“Gracias a las diferentes campañas de difusión se ha ido haciendo que el mensaje vaya permeando a muchas más personas; sin embargo, siempre hacen falta. La realidad es que aún tenemos un déficit alto en la cantidad de donaciones y todavía hay muchas más personas que siguen en espera de un órgano”.

Respecto a las enfermedades renales, apunta que “no siempre da síntomas en las primeras etapas, muchas veces se descubre cuando ya está en etapa avanzada y a veces en una etapa terminal, donde finalmente necesitan una terapia sustitutiva, sea con diálisis o hemodiálisis. Afortunadamente existe el trasplante como una alternativa real”.

Ese fue el caso de María donde la comunicación e integración familiar permite que alguien tan cercano le dé el beneficio de la donación para obtener una mejora en la calidad de vida

“Eso es básico en el núcleo social para que podamos tener muchas más donaciones de vivo para tener la oportunidad de que sean muchos más los trasplantados”.

Sobre el estado de salud de la joven, menciona que “afortunadamente sus parámetros de laboratorio y bioquímica son muy buenos. Su estado en general ha cambiado y su calidad de vida también. Ella se puede integrar a la vida casi normal, digámoslo de alguna manera, con el beneficio del trasplante”.

María Fernanda recuerda que tuvo una terapia sustitutiva, “diálisis peritonial, que cambió mi vida totalmente porque son cuatro veces que tengo que conectarme con una máquina y sí fue el cambio muy difícil”.

Empero agradece el respaldo de los facultativos que a lo largo de este proceso le han apoyado. “Todos los doctores han sido muy buenos conmigo porque me dijeron que un trasplante renal era la solución, así que platicando con mi familia llegó un ángel, un acto de amor en verdad muy importante, y aquí mi donadora presente me dio uno de sus riñones”.

Indica que a partir de ese momento mejora su salud, pero lo mejor de todo es que puede volver a laborar, “puedo hacer las actividades que hacía anteriormente pero con muchísimos cuidados”.

Cuenta que le gusta compartir y trasmitir la alegría que le alberga. “Esta nueva oportunidad de vida me cambió, estoy trasmitiendo esa alegría y ese entusiasmo para vivir”.

Actualmente además de los cuidados que conlleva la pandemia debe de seguir una dieta, además de ingerir grandes cantidades de agua. “Debo de consumir alimentos no grasosos. No tantas harinas”.

Deja en claro que un donante puede seguir su vida sin más complicaciones, lo que confirma Miriam, quien señala que lo único que ha cambiado es su perspectiva sobre la vida.

“Ahora tengo muchísimas ganas de vivir y de seguir adelante. Ahora lo más importante es la salud y trasmitir el mensaje de que la donación es muy importante porque cambia vidas”, concluye.

mpl

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