El 15 de abril el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) dio a conocer que una de sus estaciones registró 34.2 °C de temperatura en un punto de la Ciudad de México, lo que marcaría un nuevo récord histórico.
Sin embargo, muchos especialistas criticaron este dato, asegurando que la medición era poco precisa y distaba de lo reportado por la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRPC) de la Cdmx, cuyas estaciones se consideran más confiables.
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Un día después, en la estación de la SGI RPC, ubicada en la Universidad Autónoma de México (UAM) Azcapotzalco, se registró una temperatura máxima de 34°C. De acuerdo con meteorólogos, este sería el dato más preciso para confirmar que se rompió el récord.
Más allá de cual es o no el dato que quedará asentado en los registros, actualmente nadie puede negar que el calor que se ha experimentado en las últimas semanas ha sido intenso y hay un factor importante que ha contribuido a que esto pase.
Se trata de un anticiclón, pues una de sus características es su capacidad para detonar temperaturas insoportables. Actualmente, y según el reporte del SMN, la circulación anticiclónica se mantiene en niveles medios de la atmósfera, lo que ha provocado que en el país reine el calor.
Un anticiclón se define como una zona atmosférica de alta presión, según la definición del SMN, esto se puede entender como una gran montaña de aire que tiene más presión que el aire que la rodea. El aire más pesado empuja hacia abajo desde las alturas hasta el suelo, en un proceso conocido como subsidencia. En el proceso este aire se calienta y la humedad se pierde, impidiendo la formación de nubes.
La forma en que el aire se mueve un anticiclón depende de en qué parte del mundo se encuentre. Si es en el Hemisferio Norte (como en Estados Unidos o Europa), el aire gira en la misma dirección que las manecillas del reloj. Pero si está en el Hemisferio Sur (como en Australia o Argentina), el aire gira en sentido contrario a las manecillas del reloj.
Esto, sumado a lo que se conoce como 'isla de calor urbana' —en donde los edificios, aceras y asfaltos absorben más el calor y lo liberan lentamente— ha propiciado que las temperaturas se eleven.
Cabe señalar que los anticiclones tienen diversos impactos, por ejemplo, en 2007 el ciclón Lucifer procedente de África se extendió desatando una ola de calor extremo en Italia.
Cada vez más frecuentes las olas de calor
Los eventos extremos de temperatura son ya un problema en varias partes del mundo. La Ciudad de México no es la excepción.
Según el doctor Ernesto Jauregui, climatólogo de la Ciudad de México, conforme van creciendo las ciudades, van aumentando las temperaturas que experimentan sus habitantes. En un estudio publicado en 2009, quien fue investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM señaló que durante la segunda mitad del siglo XX, la frecuencia de ondas de calor se incrementó.
En sus análisis encontró que estos eventos aumentaron de 6 por década en los años 1950 a 16 por década en los años 1990. Lo cual coincidió con el marcado crecimiento de la población de la capital de 8.5 a 16.5 millones de habitantes.
“Ya que el cambio climático global va a significar un aumento en las temperaturas nocturnas, es probable que aumente la incidencia de estos fenómenos”, alertaba el científico desde hace más de una década en su investigación.
Cabe señalar que los valores límite para definir una onda de calor varían geográficamente. Para el caso de la Ciudad de México se ha adoptado 30° C como valor límite cuando se presente durante tres días consecutivos o más y una temperatura mínima de 25° C como promedio.
Estos eventos ocurren al final de la estación seca durante los meses de marzo a mayo, cuando la humedad se reduce, lo que favorece el estrés por calor.
En dicho estudio se encontró que la ola de calor más larga fue de 15 días de duración y ocurrió en el año 1998 que coincidió con el que el fenómeno El Niño.
Las islas de calor
La capital del país no es la única que registra altas temperaturas, de hecho, desde hace algunos años se ha alertado del efecto ‘islas de calor’ en las grandes urbes.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos la define como una expresión que describe “áreas urbanas de muchas construcciones que son más calientes que las áreas rurales cercanas”.
En este fenómeno destaca la presencia de aire más caliente en ciertas zonas de la ciudad debido al suelo de concreto, pocas áreas verdes y pocos cuerpos de agua, como destacó Elda Luyando, investigadora del grupo de Cambio Climático y Radiación Solar del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM en una entrevista para la revista Ciencia UNAM.
Con estas condiciones, la radiación solar se dispersa más lento, además, algunos materiales almacenan el calor, lo que ayuda a mantener calientes algunos puntos de la ciudad por más tiempo.
Para que este fenómeno se presente se requieren de factores como: cielo despejado y poca cantidad de viento. Además, también está sujeto a las características geográficas de la metrópoli.
Altas temperaturas en el resto del país
En los próximos días se espera que todo el país experimente un clima caluroso, comenzando por Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Tabasco y Campeche en donde se prevén temperaturas máximas de 40 a 45 °C.
Para el viernes se prevén estas mismas condiciones para Tamaulipas y San Luis Potosí.
Mientras que el sábado se prevé que los estados con las temperaturas más altas sean Nuevo León, Querétaro (norte), Hidalgo (norte), Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Morelos y Yucatán, según el reporte extendido del SMN.
El calor a veces es peligroso
De acuerdo con diversos expertos, como Ernesto Jáuregui o un grupo de investigadores del Instituto de Medio Ambiente, Energía y Sostenibilidad de la Universidad de China, las ondas de calor tienden a aumentar el riesgo de que las personas que viven en las ciudades enfermen más.
De acuerdo con un estudio publicado en marzo de 2024, los científicos encabezados por Min Luo detectaron que en las últimas décadas las olas de calor en todo el mundo se han vuelto más extensas, continuas y se van más lento.
Los estudios sugieren que a la larga, estas “causarán impactos más devastadores en la salud humana y el medio ambiente" en caso de que las emisiones de gases de efecto invernadero sigan aumentando "y no se tomen medidas efectivas de inmediato”.
Si bien cada persona puede llegar a resistir diferente el calor respecto a otra, cuando la temperatura del cuerpo supera los 38 °C se pueden comenzar a producir daños en la salud, como explican expertos.
En tanto, un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Roehampton, en Londres, señala que el cuerpo humano es incapaz de regular su temperatura cuando queda expuesto a temperaturas de entre 40 y 50 grados Celsius.
LHM