El primer ciclón de la temporada llegó a suelo mexicano la madrugada de este 20 de junio, trayendo consigo cielos grises, vientos intensos y fuertes lluvias que han servido para calmar el calor intenso y la sed de varios estados cuyos suelos se encontraban asediados por la sequía y que ahora ven sus ríos casi desbordados, como ocurrió con el Santa Catarina.
Tras solo unas horas de llegar a Tamaulipas, Alberto —como fue bautizada la tormenta— pasó a convertirse en una depresión tropical, misma que continuó provocando estragos con su avance por el noreste de México.
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Su paso por el territorio causó múltiples daños en más de un estado, como es el caso de Nuevo León, en donde tres niños fallecieron por las fuertes lluvias que el ciclón trajo consigo.
Además, las nubes que se mantienen sobre el territorio siguen llevando agua al cauce del Río Santa Catarina, que en algunos puntos ha comenzado a desbordarse.
El huracán del siglo
Aunque Alberto estuvo lejos de convertirse en huracán, sus efectos trajeron a la memoria el potencial destructivo del río Santa Catarina, que en más de una ocasión ha provocado destrucción en la ciudad.
El 17 de septiembre de 1988 su caudal dejó a varias zonas de Monterrey bajo el agua. La madrugada de aquel día, y en medio del escepticismo de muchos, Gilberto —considerado por la Organización Meteorológica Mundial como uno de los ciclones más devastadores y mortíferos que azotó la zona del Atlántico en el siglo XX— desató fuertes inundaciones en suelo neoleonés.
La gran cantidad de agua que llevaba ocasionó el crecimiento del río, cuyo aspecto rápidamente cambió al de un mar tempestuoso. La fuerza del agua era tal que logró arrastrar a cuatro autobuses de pasajeros. La tragedia derivó en la muerte de 150 pasajeros así como de cinco policías que intentaron efectuar labores de rescate.
Hoy en día, el ciclón sigue siendo recordado como el “huracán del siglo”, en la memoria de Monterrey perdura como uno de los peores fenómenos naturales que ha experimentado en su historia reciente con más de 200 muertes, una cifra desconocida de desaparecidos y, según datos del Cenapred, 20 mil damnificados.
El reporte Diagnóstico de Peligros e Identificación de Desastre resalta que las lluvias del huracán Gilberto tuvieron como principal consecuencia graves inundaciones en la capital estatal. La mayor cantidad de pérdidas de vidas humanas se registró precisamente en avenidas colindantes con el río, “cuyo cauce se encontraba ocupado por diversas construcciones”. Basta señalar que durante la debacle, el río, cuyo cauce es de 200 metros de ancho, alcanzó toda su capacidad.
Pasado y futuro de un río
Después de 22 años, en junio de 2010, Nuevo León volvió a enfrentarse a un huracán con un impacto similar al de Alberto: aunque el ciclón Alex no fue tan intenso, acumuló casi el doble de milímetros de lluvia (con un total de 500 a 800 milímetros).
Luego de 60 horas, el río recibió el agua que se tenía contemplada para todo un año. En total 15 personas perdieron la vida y más de 15 mil se quedaron sin hogares.
En medio del cuadro de devastación se puede observar a lobos, búfalos y otros animales que quedaron libres luego de que sus jaulas en el zoológico del parque La Pastora quedaran destruidas.
Aunque Gilberto y Alex son los más recientes, no son los primeros ciclones en provocar una tragedia que termina directamente relacionada con el río Santa Catarina. Existen registros de que, a escasos años de su fundación (es decir en 1909), Monterrey fue arrastrada por la salvaje crecida del río derivada de la entrada de vientos huracanados y lluvias torrenciales.
A finales de agosto de aquel año, y sin sistemas de alerta o pronósticos que pudieran alertar lo que se avecinaba, la naciente capital neoleonés fue azotada por diluvios que duraron varios días y que derivaron en la muerte de miles de personas, según datos del Cenapred.
De acuerdo con el estudio Huracán Alex en Nuevo León, la memoria. Riesgos, testimonios y acción social en la tragedia de 1909 el caudal aumentó 6 mil 500 metros cuadrados, el crecimiento fue tal que la madrugada del 28 de agosto inundó toda la ciudad. El agua terminó con la vida de cinco mil personas y borró calles, casas y cuadras enteras.
Y es que, de acuerdo con el documento, desde 1661 se tienen registradas 30 grandes catástrofes asociadas a las lluvias y los desbordamientos del río Santa Catarina. Según el geólogo Alejandro Salazar Méndez, son dos los peligros asociados al cuerpo de agua, el primero radica en la forma de cuenca que tiene.
“Las lluvias intensas, ya sea por tormentas tropicales o huracanes, al chocar contra la Sierra Madre Oriental, generan crecidas de agua que son canalizadas por el río hacia la ciudad”, escribió en su cuenta de X (antes Twitter).
El segundo factor es la presencia de zonas urbanas en su cauce. Por ejemplo, durante los años ochenta se acentuó un asentamiento irregular de viviendas cerca del lecho del río Santa Catarina.
Según un documento publicado en 2010, aun cuando se montó un operativo de prevención en áreas de riesgo (que incluyó la evacuación de los residentes de zonas bajas y de los cauces de ríos y arroyos) “miles de personas quedaron sin hogar, hubo más de 160 muertos y un número impreciso de desaparecidos”.
Por ello, Salazar Méndez considera que “las lluvias torrenciales que se esperan en Monterrey, ponen de relieve el peligro que representa el río Santa Catarina”.
Por ahora, y en medio de un panorama en el que se pronostican fuertes lluvias por la temporada de ciclones 2024, la Presa Rompepicos cumple un papel vital en la región, ya que ayuda a regular el agua que fluye en el cuerpo de agua lo que evita que el río arrase con todo. Además, desde 2023 se anunció la construcción de una segunda presa en la zona de La Huasteca.
LHM