Hicieron fila a las 19:00 horas del miércoles, y salieron a penas a las 10:40 horas del jueves, pero con la ganancia de haber logrado vacunarse, "lo que les alegra por haber alcanzado, pero la experiencia es bastante cansada", dijo Natallie Meraz, quien trajo a sus dos abuelitas.
Una de sus abuelitas padece párkinson, y diabetes, mientras que la otra, hipertensión.
"Fue muy cansado; nos alegramos mucho de que hayan alcanzado vacunas porque el día de ayer se dieron problemas de que no habían y la gente estaba molesta. Ellas ya están tranquilas", dijo.
Comentó que existe mucha desorganización, lo que no es justo para los adultos mayores, porque son personas que fácilmente se cansan, y requieren de cuidados, por lo que recomendó a sus familiares apoyarlos en este proceso.
Enfatizó que se pierde mucho tiempo en llenar hojas de trámite, cuando lo ideal sería entregar este formato a cada uno y que ellos mismos lo hagan mientras esperan su turno a ingresar.
La estudiante, comentó que tuvo que dejar sus clases para apoyar a sus dos abuelitas, pero que finalmente vale la pena.
Por su parte, Mar del Rosario Martínez de la Torre, de 74 años, dijo que después de la vacuna, está más tranquila.
“Ya hay más chance de entrar, de que haya vacunas es otra cosa, pero ya estoy más tranquila; mi nieta desde la madrugada apartó lugar”, decía, mientras era interrumpida por su nieta, que exponía que doña Mar, es diabética y padece Parkinson.
Mientras que Rosy Marmolejo, de 74 años que padece hipertensión y diabetes, manifestaba que hubo una buena atención por parte de los coordinadores.
Les tocó ser el número 300 en la fila para ingresar a la UAT, las tres salieron satisfechas al lograr el objetivo.
Aunque reconocen que lo mejor, es hacer filas anticipadas para alcanzar el biológico, porque hay personas de la tercera edad que llegan sin compañía, así que batallan mucho, dijo Natallie.