"El muralista es cronista y tiene responsabilidad con la verdad": Julio Carrasco

México lo coloca frente a Juepe Mario, mural inspirado en la poesía de su hermano y pensado como una síntesis de diversidad, culturas y mestizajes

Para el artista, el sistema occidental convirtió la obra en mercancía. “Ya no importa la calidad sino la firma”. (Cortesía)
Pachuca /

Julio Carrasco, muralista con presencia en América Latina y Europa, vuelve a México con una agenda cargada: entrega de obra, proyectos nuevos y un protocolo en puerta para un mural que según adelanta será un homenaje profundo a la identidad mexicana. Entre París y Bretaña están sus centros de trabajo, pero su país, asegura, es un punto al que necesita volver.

“Es mi país de origen”, dice con firmeza. “Puedo vivir entre París y Bretaña, pero no dejo de venir. Yo no soy de los que patea el pesebre”. Esta visita, además de reencontrarlo con sus raíces, lo coloca frente a un proyecto largamente acariciado: el mural público “Juepe Mario”, inspirado en la poesía de su hermano y pensado como una síntesis de México: unidad en la diversidad, identidad forjada por culturas milenarias y mestizajes complejos.

-Vienes a México a entregar obra y a retomar proyectos. ¿Qué estás trabajando en este momento? 

-Sí, vine a entregar cuadros y varias piezas. También traigo grabados y una serie de tallas en madera que estoy retomando ahora que regresé de Bretaña. Además, acabo de recibir un encargo para realizar un gouache inspirado en Magritte. Él es un paradigma del surrealismo, un artista belga con una obra fundamental, así que es un reto trabajar sobre esa referencia.

-En Hidalgo existe un mural tuyo dedicado al expresidente Adolfo López Mateos. ¿Cómo surgió ese proyecto?

-Así es, ese mural está en el Congreso del Estado. Además, hay otro mural sobre la historia de Hidalgo. Ese originalmente iba a colocarse en el Senado, pero al final el edificio no estuvo listo y se instaló en otro espacio que se llama “Copa de Plátano”. Para mí también fue una sorpresa; no sabía que existía ese recinto hasta que me lo dijeron. En ambos casos, la investigación fue profunda. Un mural exige mucha responsabilidad; no es como un cuadro que se queda en casa de un coleccionista. El mural se expone al público y te compromete.

-¿Y qué descubriste sobre la historia de Hidalgo mientras investigabas para esa obra?

-Me fascinó. Hidalgo es un estado que nace como desprendimiento del Estado de México, que en algún momento incluso llegaba hasta las costas. Convencer a Pachuca como capital fue un proceso político complejo. El estado tiene ecosistemas muy variados, una orografía particular  hidrografía diversa y una riqueza lingüística enorme. Esa complejidad me encantó.

Un muralista debe excavar esas historias locales: héroes, fiestas, acontecimientos que forman identidad. Muchas veces los habitantes desconocen parte de su propia historia. Me gusta investigar para ayudar a contarla sin manipulación.

-Mencionas la importancia de no manipular la historia. ¿Qué tan difícil es mantener esa integridad cuando trabajas?

-Es un desafío. Me pasó en Monterrey, cuando hice un mural para los 400 años de la ciudad. Estábamos en tiempos de un alcalde panista. Yo dije claramente: “Voy a pintar la historia como es”. Tenía que incluir a Vidaurri, fusilado por traición; a Mariano Escobedo; al Tata Rojas; a los fundadores como Diego de Montemayor; a personajes populares como Pipo y a figuras como Eloy Cavazos. No se puede hacer apología. El muralista tiene la responsabilidad de narrar con veracidad. Eso siempre lo dejo claro.

  • Miguel Ángel Puértolas

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