El amanecer del 2 de diciembre fue distinto en el Zoológico de León. Minutos antes de las 6:20 de la mañana, una jauría de perros ingresó al hábitat de borregos muflones. Minutos después, la escena era irreparable: 24 ejemplares muertos tras el ataque.
Una muerte masiva que abrió una herida vieja dentro del parque: la de la falta de seguridad, advertida por MILENIO desde 2022 y nunca atendida.
Y lo grave: no era la primera vez.
Apenas una semana antes, un avestruz que formaba parte del zoológico terminó dentro de la fosa de los leones y fue devorada.
El ataque: un hueco, 12 perros y minutos sin control
Según el director del zoológico, Rigoberto Montes Palomares, el personal actuó en cuanto recibió el reporte. Intentaron contener a la jauría. No lo lograron del todo.
“Se atraparon cuatro (perros) con apoyo del Centro de Control y Bienestar Animal; los demás escaparon”, explicó.
Las cámaras captaron el ingreso. La ruta fue evidente: una apertura en la reja que colinda con el río Sardaneta, en el norte de la llamada Capital del Calzado.
Ese hueco —por donde entraron los perros— era conocido.
Un antecedente que se quiso justificar
Sobre el avestruz devorado días antes, Montes aseguró que fue un caso aislado.
Relató que una disputa entre hembras y macho provocó que el ave se impactara contra la barrera y cayera al territorio de los leones.
“En todos los zoológicos pasa”, dijo sobre el hecho. Pero en un recorrido posterior, regidores escucharon otra historia.
Personal había alertado, pero nadie atendió
La presidenta de la Comisión de Medio Ambiente del Ayuntamiento de León, Norma Patricia López Zúñiga, asegura que los empleados ya habían reportado el problema de perros dentro del zoológico.
“Esto no es nuevo. Había advertencias, había reportes. Y no solo atacaron muflones”, dijo en entrevista.
Lo confirma también la regidora de Movimiento Ciudadano, Desiré Ángel Rocha, quien recordó un estudio integral contratado en 2022 a la firma Consultores en Soluciones de TI.
Ese documento fue contundente: el zoológico tenía riesgos en seguridad perimetral, operación, tecnología, infraestructura y vigilancia.
La advertencia era precisa: podían entrar intrusos, podían escapar animales, podían robar ejemplares... podía pasar exactamente lo que pasó.
La recomendación técnica era clara: instalar una barrera electrónica antisabotaje y reforzar con una malla ciclónica de calidad.
No se hizo.
Se señaló también que las cámaras eran insuficientes y estaban mal colocadas. El estudio registró solo 50 activas. Hoy, ninguna autoridad quiso confirmar si ese número aumentó.
El gobierno municipal reacciona: tarde, pero reacciona
Tras la crisis, el secretario de Seguridad, Prevención y Protección Ciudadana, Jorge Guillén Rico, encabezó una “marcha exploratoria” junto con dependencias municipales.
“Detectamos vulnerabilidades en bardas, enmallado y cámaras conectadas al C4”, dijo.
La orden ahora es clara: reforzar.
Pero el daño ya está hecho.
Entre pérdidas y memoria: el zoológico que envejece
El Zoológico de León no solo enfrenta ataques y fallas de seguridad. También vive una etapa de despedidas.
En noviembre murió Katy, la orangután que por más de cuatro décadas fue uno de los símbolos del parque. Tenía 43 años.
Antes se había ido Dave, elefante africano rescatado de cazadores, con 50 años en 2023.
Y antes, en 2016, el oso polar Shiver, que durante 10 años enamoró a los visitantes.
Ese vacío permanece. No han llegado ejemplares que sustituyan a los íconos perdidos.
Un zoológico geriátrico
Los números hablan solos: mil 874 animales en total, 186 especies y 562 ejemplares geriátricos.
Es decir: tres de cada diez animales son ancianos. Entre ellos destacan: “Charly”, chimpancé de 52 años. “Tang”, orangutana de 41. “Yuli”, rinoceronte blanco de 35. Un jaguar de 20 años.
Cada uno vive con revisiones veterinarias, dietas adaptadas y protocolos especiales.
Cuando un ejemplar fallece, se realiza una necropsia para determinar la causa y luego se procede a la inhumación dentro del parque, donde existen fosas destinadas para ello.
Entre despedidas, nacimientos y planes pendientes
No todo es pérdida. Entre 2021 y 2024 nacieron 422 animales, de los cuales 103 pertenecen a especies en peligro, como el mono araña, el lobo canadiense, el tigre y la jirafa reticulada.
Esto representa un incremento poblacional de 22.5 por ciento.
Sin embargo, la presidenta del Consejo Directivo, Rebeca González Pasini, reconoce que ahora el reto es financiero: “En 2025 tuvimos ingresos propios y donativos por 104 millones de pesos. Casi 70 por ciento se va en alimento, medicina preventiva, limpieza y cuidado”.
También reveló que ya se trabaja en un plan para incorporar nuevas especies que acompañen a los animales que quedaron solos tras la muerte de sus compañeros.
Una lección incómoda
El ataque no fue un accidente. Fue el resultado de advertencias ignoradas, infraestructura vulnerable y decisiones atrasadas; 24 muflones murieron y con ellos, quedó expuesta una deuda pendiente: proteger a quienes no pueden defenderse.