Es el historiador Alfredo López Austin, el hombre que ha dedicado parte de su vida al estudio de la realidad histórica y de la cosmovisión mesoamericana, ese prestigioso investigador que detesta el caudillismo y a los regímenes de ultraderecha, quien será galardonado con el Premio Nacional de Artes y Literatura 2020, en el campo de la Historia, Ciencias Sociales y Filosofía.
Nacido el 12 de marzo de 1936, en Ciudad Juárez, Chihuahua, López Austin estudió derecho, pero prefirió indagar en el mundo de la historia tras haber realizado su tesis La Constitución Real de México Tenochtitlan; dejó su ciudad natal y viajó a Ciudad de México, determinado a cursar la carrera de historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, casa de estudios donde posteriormente obtendría los grados de maestría y doctorado.
En entrevista con M2, López Austin comparte su posición de izquierda democrática, aunque sin dejar de cuestionar lo que denomina “la política destructiva” del gobierno de la 4T, la cual, en su opinión, relega y desprestigia a la ciencia y a la cultura, así como a la supuesta austeridad institucional que se ve desvanecida ante el proyecto de Chapultepec, del presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿Qué papel juega la historia en momentos como los que estamos viviendo?
Ahora y siempre, la historia científica nos da los elementos básicos para entender lo que somos y, en consecuencia, para obrar lógicamente ante el futuro que se nos enfrenta. Es algo muy lejano a la historia de bronce.
¿Por qué es importante preservar el legado monumental de México?
La sociedad mexicana, que es plural y diversa, refuerza el conocimiento de su historia con su legado material que evoca a las colectividades sentimientos compartidos. La razón y la emoción se potencian mutuamente, y ambas conducen a la construcción de las conciencias identitarias.
¿Cómo ve la situación científica y cultural en México?
La ciencia y la cultura están siendo inexplicablemente desprestigiadas y relegadas. Históricamente, esta conducta es propia de regímenes de ultraderecha. Las pretendidas explicaciones de los voceros del poder y de quienes deberían defender nuestras instituciones científicas y culturales son meras justificaciones de una voluntad individual que les es impuesta. Por ejemplo, la necesidad de monopolizar los caminos de la investigación, es contraria a la naturaleza misma de la ciencia. Por otra parte, justificaciones como la austeridad institucional se desvanecen ante el proyecto vertical y faraónico de Chapultepec, que vulnera al resto del sector. No entiendo esta política destructiva”.
¿Qué opinión le merece el presidente Andrés López Obrador?
“Mi posición política ha sido y continúa siendo de izquierda democrática. Por ello detesto el caudillismo. En dos temporadas he vivido en España. La primera fue bajo el gobierno del caudillo Francisco Franco, régimen que se basaba, como todo caudillismo, en la promesa del bienestar popular, que implicaba hasta la salvación de las almas. La segunda temporada fue tras la muerte del caudillo. Fui entonces testigo de la recuperación de la dignidad colectiva e individual; de la libertad sin cortapisas ni desprestigios del pensamiento; del progreso de la ciencia y la cultura, que solo pueden existir en un ámbito de libre diálogo y contrastación; de la mejoría general del nivel económico. Era una España renacida”.
Autor
Alfredo López Austin es autor de libros como Hombre-dios. Religión y política en el mundo náhuatl, Breve historia de la tradición religiosa mesoamericana y Juegos rituales aztecas.
Reconocimientos
Por sus investigaciones ha sido distinguido con el Premio Universidad Nacional, el doctorado honoris causa por la Universidad Veracruzana y la Medalla Fray Bernardino de Sahagún.
Académico
Es investigador emérito en el Instituto de Investigaciones Antropológicas y ha formado a muchas generaciones como profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.