Una réplica de la vela de la balsa Acali que pintó el artista Arnaldo Coen para un experimento del antropólogo mexicano de origen español Santiago Genovés en 1973, se podrá apreciar desde hoy en el Museo de Arte Moderno.
Esa obra de enormes dimensiones es parte de la exposición Reflejo de lo invisible con la que el artista Arnaldo Coen (México, 1940) festejará 80 años de vida y seis décadas de trabajo.
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En entrevista con MILENIO recuerda que pintó en mes y medio la vela trapezoidal para vientos en Las Palmas, pero que no se aventuró con el grupo de Genovés, que con 12 personas hizo un viaje trasatlántico de 101 días.
“Santiago Genovés me invitó a realizar la travesía; no me animé, preferí conformarme con haber disfrutado y conocido a quienes irían en la balsa; fue una experiencia muy interesante”.
El viaje inició el 12 de mayo en Las Palmas, Islas Canarias, y concluyó el 22 de agosto en Cozumel, en el Caribe mexicano, algo que fue un suceso.
Pero esa vela se extravió, por eso la importancia de esta réplica: “Yo decía que esa vela era toda una exposición en el Atlántico, aunque pinté dos telas; ambas obras se perdieron”.
El regreso
Además de esta obra, en la muestra hay fotografías, libretas y objetos que han sido parte del proceso creativo de Coen. El artista desconoce el montaje, lo verá hoy. “Será una sorpresa porque la curadora fue la encargada de seleccionar y montar la obra; será realmente fantástico ver cómo me leyeron e interpretaron mi obra”.
Cuenta que solo siguió las instrucciones de dar la información requerida y facilitar parte de su acervo. “Me dijeron algo así: son 60 años de trabajos forzados porque a lo largo de todos estos años de trayectoria artística surgieron cosas inesperadas”.
Coen se muestra satisfecho porque regresa al MAM, donde en 1986 tuvo la exposición individual A la orilla del tiempo. Esta vez lo invitó Natalia Pollak, su directora.
“La idea era celebrar mis 80 años, pero se atravesó la pandemia y la exposición tuvo que posponerse, entonces celebraré, ahora que tengo 83, mis ocho décadas de vida y mis 60 años de trayectoria artística”.
Su obra, afirma, está marcada por la libertad, porque la libertad lo lleva a experimentar y a expresarse con plenitud: “Puedo ser un pintor del Renacimiento cuando ensayo con las obras del pintor italiano Paolo Ucello, pionero en la perspectiva visual; y puedo ser un artista moderno, al que le gustan al mismo tiempo las nuevas expresiones. Me falta vida para experimentar y para seguir alimentándome de todas esas manifestaciones que van surgiendo”.
Artista polifacético
Cuenta que está lleno de dudas, por eso considera maravilloso tener la capacidad de vivir con incertidumbre porque así todavía es capaz de sorprenderse.
“Pero en fin, hay quien nace para ser un artista de una sola forma de expresarse y hay quienes no nos hallamos, siempre estamos en la búsqueda y en la experimentación”.
Arnaldo Coen lo mismo ha participado en el teatro, la danza y la música: “de eso hubiera podido presumir. Lo intenté pero realmente tuve más bien fracasos, como actor, bailarín y músico, fracasos que me enseñaron a forjarme para lo que sí quería ser”.
Relata que desde niño tuvo contacto con las artes escénicas porque su abuela estaba en la ópera. Además su papá fue amigo de Ana Mérida, y él estableció una gran amistad con el bailarín Guillermo Arriaga. Incluso intentó estudiar danza con la bailarina y coreógrafa Guillermina Bravo.
Todas esas disciplinas artísticas lo tocaron y le enseñaron. Y aunque Arnaldo Coen siempre tuvo una tendencia a pintar, quiso probar con gran parte de las disciplinas artísticas.
La exposición Reflejo de lo invisible, se puede visitar en el Museo de Arte Moderno, ubicado en Reforma y Gandhi.
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hc