Compositora, cantante, guitarrista, escritora, tallerista, presidenta de la asociación civil Cabán Promoción Cultural, pero sobre todo mamá de Kim, la autora más de 100 rolas de rock y blues, y de libros como Sirenas al ataque e Historia de las rockeras mexicanas dice que le gusta leer a Gabriel García Márquez y a Rosario Castellanos.
Asegura que su inspiración para alguna canción la toma de lo que ve en la calle, además de que practicó gimnasia, no ve televisión, el risotto le queda “poca madre”, y hasta dice ser “la señora de las sopas”. Este es el Lado B de Tere Estrada (Ciudad de México, 1967) quien lleva 30 años en el rol.
¿Cuales son tus orígenes musicales?
A los nueve años tocaba el piano con monjitas, luego tomé clases un año, pero se me cruzó la gimnasia, la cual practiqué hasta los 19 años con pasión y devoción, pero me lastimé un tobillo. El doctor dijo que debía operarme para seguir, pero que a los 40 no iba a caminar bien, entonces la dejé. Desde los 15 tomé una guitarra que estaba en la casa y con mi hermana hice una obra de teatro para un concurso. El guion era una crítica a las fanáticas de Chamos y Menudo. Ahí conocí un chavo que me enseñó mis primeros acordes e hice la música de la puesta.
Muy chava para componer...
Era compositora de clóset, pues antes de la obra le hice una canción a mi hermano, Salvador, quien no tenía suerte con las chavas. Cuando entré al CCH Azcapotzalco participé en un concurso de composición de la UNAM y quedé en tercer lugar. Luego descubrí Radio Educación y me enamoré del rock mexicano.
¿Quién te enamoró?
Memo Briseño, Cecilia Toussaint, Nina Galindo, Emilia Almazán, Rockdrigo González, el Tri y luego los toquines en el ‘Che’ Guevara, que eran de locura.
¿Qué tal el rol?
Bien, conocí al baterista de Trolebús (Demex), mi pareja muchos años y comencé a abrirle sus conciertos; cuando me di cuenta ya había sacado mi primer cassette y lo vendía en El Chopo; luego Sergio García Michel me invitó a tocar en el Foro Tlalpan y recibí mi primer pago el 30 de julio de 1988.
¿De dónde sacas la inspiración?
Por decir algo, en 2003 estaba pensando rolas para el disco Lotería de pasiones y empecé a escuchar patrullas y gritos en el edificio donde vivo, era un tipo que le pegaba a su esposa y de ahí nació “Rap de la trucha”. La de “Exhibiciones subterráneas” fue porque en una semana se me cruzaron tres tipos masturbándose en el Metro, dos en la estación Rosario y otro en Portales.
¿Qué lees?
Novelas. De repente agarro las obras de Gabriel García Márquez o Rosario Castellanos, que es una experta en temas de mujeres, o la vida de Tina Modotti; la literatura es un mar que te refresca.
¿Ama de casa?
Mi prioridad es mi hijo, que esté a tiempo para la escuela, siempre le reviso la tarea y si estoy de gira le llamo para saber si ya la hizo, cómo le fue y qué le dijo la maestra. Si se me olvida lavar el uniforme lo hago en la noche y si no se seca, uso la plancha. Para dar mis clases en casa, debo barrer, trapear, limpio el baño y le entro a todo, pero primero soy mamá.
¿Cocinas?
¡Claro!, le doy de comer a mi hijo, en fines de semana nos consentimos con platillos elaborados como el risotto, que me queda poca madre, se lo aprendí a una tía que vive en Italia, pero mi pasión son las sopas, soy la señora de las sopas; me fascina la birria, no la preparó, pero si me quieres conquistar, invítame una y un café y me vuelvo loca.
¿Te gusta viajar?
Me encanta, si no hiciera lo que hago sería agente de viajes, siempre pregunto qué se come, dónde ir, voy a museos, etcétera, hay que conocer colores, sabores y texturas del lugar.
¿Qué cantantes te gustan?
Aretha Franklin, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Etta James, Joss Stone, B B King, Eric Clapton; además Pérez Prado, de niña se armaba el bailongo en casa. De mexicanas a Eugenia León, tiene una voz privilegiada, Yekina Pavón y Betsy Pecanins.
¿Ves televisión?
No, escucho los noticiarios en la radio y checo distintos periódicos en la web; con decirte que no tengo Netflix.
¿Vas al cine?
A la Cineteca. Ahora tomo clases de guion cinematográfico con Enrique Rentería, pues quiero llevar mi libro, Un blues en la penumbra, a la pantalla.
¿Practicas un deporte?
Camino y hago rutinas de ejercicio aeróbicos, de repente el belly dance, que gracias a éste pude embarazarme. De chava patinaba, pero me di un golpazo que hasta se me cayeron los dientes.
¿Cómo has salido adelante?
Nunca me quedo cruzada de brazos. Como mujer nos enfrentamos a muchísimos ‘no’; a mí no me contratan a la primera con todo y los 30 años que tengo en esto, sigo invisible para muchos.