La bomba teatro ha llevado el arte circense y la música a las calles, adaptando sus espectáculos a todo tipo de espacios y escenarios nacionales e internacionales, por lo que se asume como “una compañía todo terreno”.
El 90 por ciento de sus obras se transforman para montarse en cualquier lugar, con excepción de Otto, su espectáculo emblema, el cual sí requiere de mecánica teatral, dice Paola Herrera, productora y fundadora de La Bomba Teatro, en entrevista con MILENIO.
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Su proyecto en general, y en particular el de circo social, tiene como eje la diversión, la capacidad de asombro, la audacia, la energía desbordante y el contacto afectivo con el público. Podría decirse que son sus mayores aciertos en estos dos lustros de trabajo.
“Para celebrar, reestrenamos la obra Otto, nuestra ópera prima, con la que iniciamos como compañía. Es un montaje muy afortunado porque a lo largo de este tiempo se ha mantenido vigente”.
Ofrecerán una corta temporada del 28 de enero al 12 de febrero, en uno de los recintos más importantes de Ciudad de México, el Teatro de las Artes. “Digamos que cerraremos el ciclo con un gran festejo, las 100 representaciones de Otto”.
Música y emociones
Se trata de un espectáculo que dirige Aziz Gual, con la dramaturgia de Lucía Leonor Enríquez, la música de Mario Alberto Gallardo en el acordeón y la voz en off de Perico el Payaso Loco.
La directora de La bomba teatro cuenta que Otto tiene como pieza fundamental a un personaje icónico del circo: un payaso que a punto de comenzar la función, pierde la nariz.
“Se desmaya y comienza un viaje hacia su interior para vencer los temores que le causa la pérdida de su nariz, todo para poder recuperar ese elemento con el que se comunica con el espectador”.
Herrera explica que el espectáculo no tiene voz porque prácticamente todo el trabajo está enfocado en el teatro gestual, en el teatro físico y en los elementos circenses.
“La música original es fundamental en este proyecto, se hizo especialmente para la obra, se fue creando mientras se montaba el proyecto”.
La música, reitera, es el elemento que va a acompañando la obra y va creando las atmósferas, dándole esas emociones al personaje y, por supuesto, las transmite a los espectadores para que las vivan y compartan con Otto.
La fundadora de La bomba teatral plantea: “En algún momento de la vida todos y todas tenemos algún temor y eso es lo que vamos a estar viendo a través de la obra. Es muy entrañable, decimos que este espectáculo realmente toca los corazones del público porque expresa distintas emociones, desde el primer momento en que lo vemos entusiasmado y alegre porque saldrá al escenario dispuesto a comenzar la función, hasta que pierde la nariz, transformando su preocupación en ansiedad”.
Si bien el personaje pasa por emociones negativas, la intención del espectáculo es que los espectadores reflexionen en cómo esas circunstancias adversas se pueden transformar en algo positivo. Claro si transitamos con la ayuda de la risa, el humor y el juego.
Una obra compleja
Herrera destaca que a nivel escenográfico, Otto se diseñó para las dimensiones del Teatro Julio Castillo, lo que a larga resultó un problema ya que no todos los espacios cuentan con una maquinaria teatral como la de ese foro.
“Nos hemos visto obligados a reinventar el espectáculo, por ejemplo, cuando viajamos a Costa Rica, tuvimos que crear otro tipo de iluminación porque por las dimensiones de la que diseñamos para el Julio Castillo era imposible trasladarla. Y cuando nos invitaron a Milpa Alta, al Festival de Pantomima Circo y Clown, la montamos en un auditorio. Con ayuda de ingenieros industriales encontramos la manera de que un telón subiera y bajara jalando unas varitas y enrollando unas cuerdas, algo muy artesanal pero quedó increíble. Así que con este proyecto hemos disfrutado pero también hemos padecido para llevarlo a cabo”.
Y, además...
Circo Olímpico MachincuepaAl final de 2023 tendrán el estreno de su nuevo proyecto, que rescatará la tradición de los antiguos patios de maromas del circo de los años 1800, adelanta en exclusiva Herrera.
“Estamos haciendo una investigación de la mano de Sergio López, reconocido investigador del Centro Nacional de Investigación Documentación e Información Teatral (Citru), con la finalidad de recuperar la tradición del circo en México de hace 200 años”.
DAG