Colectivo Imaginante Teatro reflexiona sobre el quehacer teatral

Lúdico, de humor negro, para jóvenes audiencias, de esperpento o de denuncia social. El teatro en la Comarca Lagunera resistió el embate de la pandemia por el covid-19, pero hoy retoma sus espacios en todos los sitios posibles. Del gran teatro a la calle y de los escenarios íntimos a las cafeterías, sótanos y bares, los actores muestran su trabajo y regresan por el aplauso.

Es el caso del Colectivo Imaginante Teatro, Mace Medina, Angie Pelayo, Estefanía Marrufo bajo la dirección de Iván Torres y la producción de Daniela Flores, se vuelven a ver en el ensayo aunque con el rostro cubierto aún por el cubrebocas.

Cada uno ha superado una prueba con la pandemia, pues de reunirse en su casa o aprender a manejar una plataforma para encontrarse en la virtualidad, ahora reconocen que van por la experiencia viva.

“La pandemia al principio sí fue un golpe anímico fuerte para quienes estamos en esto del teatro, porque fue recluirnos en nuestras casas y simplemente dejar de hacer lo que nos apasiona. Luego fue tratar de no quedarnos quietos, retomar y hacer lo que podamos en donde estábamos pero si algo aprendí es que el teatro es un acontecimiento que incita al convivio, por eso es que el teatro es un arte social, colectivo, que no está completo hasta que se exhiba al espectador”, apuntó el actor Mace Medina.

Mace ahonda en el tema y expone que el teatro es un motivo de encuentro y la excusa de la obra invita a hacer comunión, es decir, convivio y conversación de donde surge una reflexión dialéctica donde existe juego entre los actores y los espectadores. Luego de sobrevivir a la pandemia, dijo, se vuelve fundamental que el público les demuestre que el teatro es tan importante como lo es para los actores.

La actriz Angie Pelayo compartió que en su caso, el freno que impuso la pandemia fue un descanso que planteó nuevas formas, emergentes. Incluso a ella le tocó grabar una función pero no en el papel de actriz sino como camarógrafa, lo que le permitió percibir el efecto de la ausencia del público en ese ejercicio escénico.

“Creo que en muchos casos intentamos ver qué podíamos hacer con lo que teníamos o desde donde estábamos y procurando la seguridad de todos y fue cuando hicimos las funciones en línea pero igual era algo difícil porque para empezar no estábamos acostumbrados a eso, ni nosotros ni el público, entonces también era difícil llegar a ellos y organizarnos porque aún así teníamos que vernos y que ensayar con cubrebocas y tuvimos que hacer la función con la careta y eso fue limitante para nosotros porque no estábamos acostumbrados”, refirió Pelayo.

En cuanto a los escenarios, ahora que se retoma cierta normalidad, fue la actriz Estefanía Marrufo quien dijo, por fortuna se retomó la convocatoria que se realiza a través del programa Aguas del Mayrán al Garibay, auspiciado por el gobierno de Torreón y que representa un impulso para las compañías, así como el programa De vuelta al teatro, del ayuntamiento de Gómez Palacio que abre las puertas del Teatro Alberto M. Alvarado.

“Son dos programas que yo espero que sigan muchos años y que tanto las autoridades como nosotros las exijamos y sigan existiendo. Pero Plan B lanzó propuesta virtual en un momento en que atravesaba por una crisis y en la medida de las posibilidades muchos nos sumamos a apoyar en ese momento a Plan B, si mal no recuerdo creo que fue en mayo del año pasado".

“Por otro lado en una compañía en la que estoy también, buscamos los espacios al aire libre fue justamente como el acercarnos otra vez a las instancias culturales para que se pudieran hacer presentaciones en patios, en terrazas, en donde pudiera haber este encuentro del que hablaba Mace, pero con una cosita más de seguridad al ser al aire libre, en el Parque Fundadores hubo algunas presentaciones”, explicó Estefanía Marrufo.

Mace Medina resume estas experiencias. El teatro es un acontecimiento y no un recinto pues en medio de la pandemia actuaron donde pudieron, y para ello debieron romper la visión de que la dramaturgia se ofrece en los grandes escenarios, llevando la propuesta al atrio, al museo, al café o un bar y eso se logró gracias a la diversidad de las compañías y sus propuestas.

Iván Torres como director, dijo que la respuesta ante la pandemia se dio de inmediato en las grandes ciudades pero en provincia las compañías tardaron en reaccionar un poco más ante las herramientas digitales, alejándose de los términos convencionales.

Estefanía Marrufo acotó que ante la necesidad de la gente de encontrarse de nuevo los espacios públicos se vislumbra una nueva oportunidad para los teatreros ante la necesidad contar con la experiencia en vivo con una propuesta estética y bella, pero fue Daniela Flores quien ofreció la sentencia más preclara sobre lo que hizo la pandemia con el teatro en la Laguna, siendo una amenaza real pero también una oportunidad de aprendizaje.

“Yo agregaría a eso de que algunos hicieron mucho desde el principio y otros como que nos tardamos, fue porque se vivió un tiempo en el que teníamos que ir aprendiendo de todo. ¿Quién en su vida normal había usado el Zoom? Fueron cosas que se tuvieron que ir aprendiendo con la práctica. El usar cubrebocas, el gel, son cosas que no tomábamos en cuenta antes, pero ahora son imprescindibles y lo tenemos que hacer".

“Ha sido un tiempo en el que hemos tenido que aprender de todo, el detenernos un poco y el aprender de lo que se va dando. Lo bueno es que la gente sí tiene la intención de retomar”, concluyó la productora.

EGO

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