La colectiva Fragmentos americanos, que se presenta en la Sala de Arte Público Siqueiros (SAPS), reúne 17 obras que plantean una crítica, desde el hacer de las artes visuales, del presente contexto social-político-económico. Esta visión ha sido el eje durante los últimos nueve años, en los cuales se ha trabajado con artistas invitados en proyectos colaborativos.
A través de distintos medios, como escultura, fotografía, instalación, video y archivo, la curadora Michele Fiedler ofrece una lectura de la colección que exalta el discurso político y conceptual, en correspondencia con la vocación de la SAPS. Así, esta exposición está marcada por tres ejes: la pieza comisionada por el Proyecto Siqueiros que retoma el archivo o el trabajo del muralista como detonador; la obra que propone un enfoque crítico de las prácticas occidentales y su eco en las tradiciones fundacionales de América; y, por último, la propuesta que exhibe la crítica política directa a través de un diálogo museográfico entre el pensamiento de David Alfaro Siqueiros y las piezas contemporáneas expuestas.
Una mano sosteniendo un tornillo da gravedad al vestíbulo, escultura del alemán Christian Jankowski, es parte de un proyecto más extenso y realizado ex profeso que aborda la paradoja de la izquierda política de principios del siglo pasado. Cónica, de la mexicana Tania Candiani, es una estructura de bambú que impacta no solo por su belleza, sino por la tradición que alberga; esta “casa del pensamiento” está inspirada en la arquitectura de la comunidad kogui, en Colombia, para la cual las viviendas son estructuras cósmicas que la vinculan con su mitología.
Melodía de sombras, de la jalisciense Cinthya Gutiérrez, está conformada por 50 cabezas vaciadas en yeso de Hera; su intención es puntualizar la perpetuación de una educación enfocada en lo clásico y al mismo tiempo evidenciar la violencia creciente en el país. En este mismo sentido está Cómo explicar lo inexplicable, de José Carlos Martinat, que retoma la campaña homónima de la Secretaría de Turismo, pero en lugar de promocionar la belleza de México cuestiona la virulencia cotidiana. El visitante camina sobre un tapete de papelitos que caen de impresoras colocadas en el techo, los cuales son fragmentos de esas noticias inenarrables.
Fragmentos americanos es una colectiva aguerrida que revisa y polemiza a través del arte, exaltando al acto creativo como una acción política en la que espectador, museo y artista son compañeros.