El método Åsne

Café Madrid

Seierstad se ha encargado de exponer diversos horrores internacionales, en esa ocasión voltea hacía las tragedias de su país

Anders Behring asesinó a 69 jóvenes en Utoya, Noruega. Foto AP. Frank Augstein
Víctor Núñez Jaime
Madrid, España /

A lo mejor Juan Rulfo tenía razón y los nórdicos son los que mejor han entendido que la literatura es un asunto serio. El escritor jalisciense lo decía una y otra vez cuando le preguntaban quiénes eran los narradores que habían influido en su escritura y se atrevía, incluso, a poner en un altar al noruego Knut Hamsun, Premio Nobel de Literatura 1920 y autor, entre otros libros, de Hambre, una brutal historia de rasgos autobiográficos sobre las carencias materiales que merman la existencia física y psicológica de un periodista, la cual se convirtió en paradigma de muchos escritores del siglo XX que se ocuparon de la locura de la condición humana. Hoy sabemos que los nórdicos son, además, referencia imprescindible en la burbuja de la novela negra y en la de la autoficción, con Karl Ove Knausgård a la cabeza. Pero para mí la que en estos tiempos merece una consideración especial es Åsne Seierstad. 

Esta periodista–filóloga nacida en Oslo saltó a la fama con El librero de Kabul, la historia de un contradictorio patriarca afgano encarcelado y torturado por vender libros durante el régimen talibán. Tenía 23 años cuando empezó de corresponsal freelance en Moscú y, luego de una breve temporada en China, se fue a reportear los conflictos de Medio Oriente. Después de aquel bestseller continuó publicando con éxito libros como De espaldas al mundo, Ciento y un días o El ángel de Grozni. Cada que termina una etapa intensa de trabajo, es decir, cada que quiere hacer una pausa en su continua asistencia en primera fila a los horrores internacionales, Seierstad vuelve a Oslo para descansar y ponerse al día sobre los acontecimientos más trascendentales de su país. En el verano de 2011, sin embargo, su tranquilidad, la de todos sus compatriotas y la de buena parte del mundo fue interrumpida por la masacre de Utøya, la isla donde las juventudes laboristas llevaban a cabo un campamento de verano que un terrorista solitario devastó a punta de balazos. 

La noticia no tardó en darle la vuelta al planeta y, de inmediato, el teléfono de Åsne Seierstad sonó. Era la mítica Tina Brown, entonces al frente de Newsweek después de dirigir Vanity Fair y The New Yorker, quien le ordenó: “¡consígueme todo lo que puedas de ese hombre!” Seierstad le hizo caso, le mandó un excelente perfil de Anders Behring Breivik, el misterioso asesino, y enseguida, mientras su país seguía consternado y de luto, la reportera se fue a trabajar a Libia. Meses después regresó a Noruega y Tina Brown volvió a telefonearla, esta vez para encargarle un artículo sobre el juicio del terrorista. Seierstad obtuvo su acreditación y durante diez semanas fue testigo de la deconstrucción de la tragedia. “Cuando terminó el juicio me di cuenta de que tenía que ir más a fondo para descubrir qué había pasado realmente y empecé a investigar”, cuenta en el epílogo de Uno de los nuestros. Historia de la masacre que conmocionó a Noruega (Cátedra), que no solo contiene la explicación detallada de su método de trabajo sino que es en sí mismo una clase magistral del mejor periodismo. 

La historia del asesino y la historia de las víctimas se tejen en más de 500 páginas gracias a un montón de entrevistas, fotografías, documentos judiciales, interrogatorios policiales e informes psiquiátricos, que le permiten a la autora contar todo con precisión, sensibilidad y distancia e, incluso, meterse en la psique de Anders Behring Breivik (por más escándalo que esto cause entre los puristas de la literatura de la realidad). “En el periodismo es importante ir a las fuentes; por esa razón le solicité una entrevista. Su negativa me obligó a basar mi informe en lo que otros dicen de él. Hablé con amigos suyos, familiares, compañeros de clase, colegas y con otrora compañeros políticos. Leí lo que él mismo había escrito: en el manifiesto [contra la islamización de Europa], en internet y en cartas. También puse atención a lo que tuvo que decir durante el juicio y lo que posteriormente escribió en cartas a la prensa y en reclamaciones oficiales”, explica la mujer cuya escritura bebe, cómo no, de autores como Hamsun al armar el rompecabezas de un personaje asocial que siente un dolor profundo por su inadaptación. Y con todo ello, Åsne Seierstad no juzga. Solo nos permite comprender que su relato de impecable estructura no refleja a unos cuantos sino al conjunto de la sociedad que, cuando se descuida, le crecen saboteadores.

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