Antonio Ruiz, conocido como El Corcito, se quitaba la edad como muchos personajes de la época, incluso hasta los grandes de Hollywood. Su nieta, Luisa Barrios, quien ha estudiado su vida y obra desde hace 30 años, encontró su acta de nacimiento en Texcoco y aseguró que su abuelo nació el 2 de septiembre de 1892, no en 1895. Además por prejuicios sociales, el artista decía que había nacido en la capital del país.
Este fue el relato que compartió Barrios en la presentación de la exposición El Corcito. Montaje y escenas del México moderno en el Museo Amparo de Puebla, que ofrece una nueva lectura de la obra del artista.
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A través de la figura El Corcito (sobrenombre que llevaba con orgullo por su parecido al torero español El Corzo) se intenta expandir la mirada y lecturas del arte moderno en México. Muchos secretos del artista se descubrirán en esta muestra, como una réplica de un mural inédito destruido en un sindicato y que pone a Ruiz a la altura de cualquier gran muralista, dijo Luis Vargas, cocurador de la muestra.
La exhibición organizada en los 33 años del Museo Amparo es una oportunidad para conocer la obra de uno de los grandes pintores del siglo XX, comentó Ramiro Martínez, director del recinto.
En las artes escénicas
El icónico pintor fue amigo de Frida Kahlo, Miguel Covarrubias y Rodolfo Usigli. Audazmente, El Corcito se fue a Los Ángeles a probar suerte y gracias a su experiencia, incursionó en el teatro, el ballet, el cine, la fotografía y la arquitectura.
A través de las seis secciones de esta exposición se aprecian escenografías, dibujos, bocetos de vestuarios, maquetas de teatrinos, cartas del archivo del artista, decoración para salas de cine y comisiones de murales.
Luis Vargas comentó que el artista realizó grandes escenografías para los teatros más importantes de México. Colaboró con creadores tan importantes como Usigli y bailarinas como Nellie Campobello y Anna Sokolow.
Otra sorpresa “es que se hizo un estudio para tratar de entender cómo pintó El Corcito, y descubrimos cosas de las que ya teníamos pistas importantes, por ejemplo, que él mismo armaba sus pinceles y que posiblemente usaba una lupa para pintar pues lo hacía con mucho detalle. Le podía tomar hasta seis meses o más hacer un cuadro”, contó el cocurador durante el recorrido.
El mural ‘Cinematografía’
Destaca la reproducción del mural Cinematografía, que se encontraba en el Sindicato Mexicano de Trabajadores de la Industria Cinematográfica en 1935. El museo recreó la obra, lo que fue posible gracias al archivo familiar facilitado por la nieta del artista.
Dafne Cruz Porchini, cocuradora de la exposición, detalló que en el primer plano de la obra, El Corcito pintó a un camarógrafo y a un iluminador en un set de cine.
“Es interesante ver la convivencia entre la fachada neocolonial, algo que le pedían mucho a Antonio Ruiz en los sets y lo implementó en la película Vámonos con Pancho Villa, de 1935. Al mismo tiempo se aprecia la cabina desde donde se proyectaban las películas, la pone en medio como la gran protagonista de la obra mural”.
La historiadora del arte dijo que en la obra se ve la representación de una huelga, en la que los trabajadores, con el puño en alto como símbolo de lucha, llevan una pancarta que dice: “Exigimos el contrato colectivo”.
“Una de las razones por las cuales suponemos que fue destruido este mural es que tal vez los trabajadores no tenían sentido político o bien le faltaba ese carácter a la obra, ya que nada más en un pedacito, en la parte inferior derecha, se ve a los trabajadores manifestándose. Probablemente los propios trabajadores no se sintieron representados en el mural, debido a que se enfoca más en lo que hay en un set, como los cables, la cabina central y de proyección, la escenografía”.
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