Fabio Morábito no deja de considerarlo un regalo, no solo porque se trata de un reconocimiento de mucho arraigo en México —el listado de ganadores cuenta con autores como Juan Rulfo, Josefina Vicens, Rosario Castellanos, Fernando del Paso, José Revueltas, Gabriel Zaid, Esther Seligson o Carlos Fuentes—, sino porque Xavier Villaurrutia, dice, “es mi poeta mexicano preferido”.
“Estoy muy contento, aunque la vida no cambia, porque lo que uno hace es escribir; al otro día de ganar un premio sigue siendo la misma vida: seguiré escribiendo, peleando con lo que se pelea uno. Pero es un regalo”, asegura el poeta, quien hoy recibe el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores por la novela El lector a domicilio.
De acuerdo con el acta del jurado —conformado por Tedi López Mills, Jorge Ruiz Dueñas y Alberto Ruy Sánchez—, el galardón lo obtuvo por unanimidad “por ser una novela de gran originalidad, con un ritmo envolvente y una lúcida ironía. Su composición fragmentaria reinventa la fórmula del relato de encuentros con un narrador, un antihéroe, y crea un universo múltiple donde lo inesperado crece con naturalidad”.
Nacido en Alejandría, Egipto, en 1955, el poeta, narrador, ensayista y traductor radica en México desde 1969, siendo el italiano su lengua materna, una presencia viva en su creación literaria, “a veces hasta fastidiosa, porque todavía me sorprendo cometiendo ciertos errores en español, porque una parte de mi cerebro sigue pensando en italiano”.
“Antes me preocupaba eso, pero llegué a resignarme, a convencerme de que se trata de una situación insalvable: todos aquellos que cargamos con un idioma materno que no ejercemos, o que no lo hacemos por escrito, estamos condenados a sufrir la influencia de ese idioma, que está ahí dormido, incubado, pero que no termina de desaparecer”.
La riqueza del idioma
Si la poesía permite observar al mundo a través de la sonoridad de las palabras, la lengua supone otra manera de ver al mundo, no se trata solo de decir las mismas cosas con otro sonido, porque termina por enriquecer la labor del propio escritor: es cierto que le quita cosas, seguridad, convicción, “lo hace dudar de cosas que el escritor nativo no duda, pero también le amplía su perspectiva”.
“Tanto en mi poesía como en mis cuentos, incluso en esta novela, hay personajes que dudan de muchas cosas y situaciones que suelen ser hipotéticas: el narrador mismo es bastante dado a las conjeturas, lo que seguramente viene del hecho de que navego entre dos lenguas y nada considero definitivo”.
Autor de Lotes baldíos, De lunes todo el año o Madres y perros, en El lector a domicilio Fabio Morábito cuenta la historia de un hombre que, por cometer un delito menor, es condenado a un año de trabajo comunitario: leer novelas a domicilio a personas enfermas o jubiladas, sin que termine por involucrarse en esas lecturas, lo que acaban por reprocharle sus oyentes.
“Eso desata una serie de reflexiones sobre la poesía, acerca del cuento, de la forma de leer. Viene a ser casi una reflexión sobre lo que he escrito, incluso pensando en que me hubiese gustado ser solo cuentista o solo poeta, pero no puedo prescindir de ninguno de los dos”.
El lector a domicilio es, al mismo tiempo, una mirada crítica hacia el fenómeno de la lectura, convencido el escritor de que la lectura no es un ejercicio nada sencillo, ni siquiera de los libros que se consideran de fácil comprensión. “La lectura es una actividad fundamental y que ha sufrido cambios a lo largo de diferentes épocas”, a decir de Fabio Morábito.
Hoy, la entrega en Bellas Artes
El Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2018 le será entregado esta noche a Fabio Morábito, a las 19:00 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en una ceremonia en la que estarán presentes los autores Tedi López Mills y Felipe Garrido.