He sido un vago toda mi vida y un enfermo del futbol: Alí Calderón

Edición Fin de Semana

El poeta es un fanático del rock de los 90; considera que el proceso creativo del músico es análogo al del escritor.

El poeta se considera una persona introvertida y un seguidor del Guadalajara. (Andrés Lobato)
Rosario Portillo
Puebla /

“En algún momento pensé seriamente dedicarme a la psiquiatría, pero me detuvo esa idea de ir a trabajar y pasarte cinco, seis, siete años de tu vida vestido todo de blanco, y pensé eso es como rídiculo”, confiesa Alí Calderón, poeta y crítico literario asentado en Puebla hace 30 años, quien algunas veces busca una salida de los versos y lo mismo le da escuchar rock de los 90, que jugar fútbol o simplemente vagar con los amigos.

Además de la poesía, ¿qué te gusta hacer?

“Uno requiere salirse un poquito de la poesía y en mi caso me gusta escuchar música, ver películas, jugar fútbol, soy un enfermo del fútbol y la historia, cualquier cosa que me ayude a salirme del día a día de la poesía.”

¿Qué género musical escuchas?

“Me gusta el rock de los 90, evidentemente yo soy de esa generación que venía de Nirvana, que venía de los 80 y 90. Además, tengo amigos de toda la vida que están en bandas de rock. Siempre he sido cercano a rockeros y eso es lo que me gusta. No soy de Chopin, de Strauss, sí me gustan lo normal, pero yo soy del rock.Recuerdo muchas tardes de adolescencia con mis amigos mientras estaban tocando y todo ese rollo. El ensamblaje de las canciones se parece mucho al ensamblaje de los poemas, el trabajo del ingeniero de sonido es bien parecido al del editor, incluso al del poeta. El poeta contemporáneo casi tiene que ser una especie de ingeniero de sonido y eso es muy divertido, y yo me la he vivido con amigos vagos, yo mismo he sido un vago toda mi vida”.

Dices que te gusta el fútbol, ¿nos cuentas más?

“Si algo te enseña el fútbol es una suerte de solidaridad, una suerte de trabajo en equipo, que para mí ha sido muy importante y que aprendí jugando en equipo. No ir solo, si no ir avanzando con el equipo, con los amigos, esfuerzos y todo eso. He jugado toda la vida fútbol y peleas en el futbol ha habido muchas, pero recuerdo una vez que jugábamos en una jaula, donde el balón nunca salía, las puertas estaban cerradas, allí hubo una pelea, pero yo no estaba adentro, fue de mi equipo, fue brutal porque fue en una jaula, pero el fútbol siempre tiene esas cosas”.

¿Qué tanto consumes fútbol?

“Soy un enfermo del fútbol, jugando cada vez menos, pero toda la vida he sido un enfermo de ver fútbol, veo mucho fútbol, leo mirando fútbol, trabajo en los medios tiempos de los partidos, esa ha sido mi vida desde niño”.

¿A qué equipo le vas?

“Le voy a Las Chivas, me toca sufrir como siempre. Mis primos, mi familia, todos le van al deportivo Guadalajara y desde niño le voy”.

Alí Calderón, poeta y crítico literario asentado en Puebla hace 30 años. (Andrés Lobato)

Si no hubieras sido poeta, ¿hubieras sido futbolista?

“Me acuerdo que llegó el momento de decidir si uno iba a jugar fútbol y mi papá me preguntó que si iba en serio, lo intentara. Tenía demasiada conciencia de mí mismo y sentí que físicamente no iba a dar. Si no me hubiera dedicado a la literatura, probablemente me hubiera dedicado a la sociología o a la historia. En algún momento pensé seriamente dedicarme a la psiquiatría, pero me detuvo esa idea de ir a trabajar y pasarte cinco, seis, siete años de tu vida vestido todo de blanco y pensé eso como ridículo, no lo voy a hacer, porque todos somos ridículos. ¿Para qué sumarle una ridiculez más?”.

¿Coleccionas algo?

“No, fíjate que soy bastante desapegado de las cosas, tengo amigos que coleccionan plumas, playeras de fútbol y unos que están enfermos y coleccionan guitarras, gente bien loca, o gente que colecciona, como un poeta colombiano, todo lo de StarWars, él lo tiene todo, pero yo en realidad, si tengo un afán de colectar algo son antologías de poesía, me gustan, me divierten, tengo de muchos lugares. Tengo como unas 100, 150 quizás, además es mi material de trabajo”.

¿Cómo es tu faceta de gestor cultural en Círculo de Poesía?

“En 2007 o 2008 fundamos una revista varios amigos, muchos de ellos poblanos: Carlos Conde, Jorge Mendoza, Rubén Márquez y luego gente que venía de otros lugares: Mario Bojórquez, ahora Roberto Amézquita, Adalberto García y Álvaro Solís, juntos montamos una revista de poesía digital, cuando no existía eso”.

¿Cómo eres en las fiestas?

“A mí me gusta más escuchar y quedarme callado, en las fiestas prefiero ser alguien que escucha que alguien que habla, creo que aprendo más de lo que puedo aportar, yo prefiero estar callado y soy más tímido que extrovertido”.

¿Cómo interrumpió la pandemia tu vida?

“Estamos todos hasta el gorro de no salir a la calle, porque tratamos de cuidarnos evidentemente, de no ver a los familiares, porque imagínate el peso de la culpa de contagiarlos de algo. Como todos: vivimos un poco encerrados. También es un momento bueno para tomar las cosas con más calma, fíjate el mundo con esta velocidad con la que se vive, con la locura de las redes sociales, los likes, la búsqueda de estos nuevos medidores que existen, que nos miden y explican ‘quiénes somos’, no está mal tomarnos un pequeño respiro para la calma”.

Finalmente, ¿cómo describirían tus amigos tu lado b?

“Pues no sé, está esa idea de que los demás son metáforas de uno mismo, una idea del propio yo, que los amigos, la pareja y la gente con la que convivimos algo explican de uno mismo, pero un poeta siempre es mamón, es un poco insoportable, eso es verdad, siempre pasa y va a seguir sucediendo”.

mpl

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