Eugène Ionesco es tan actual con su teatro del absurdo, que esta nueva adaptación de su obra Las sillas, escrita hace 70 años, logra una versión acorde a estos tiempos bajo la dirección de Eduardo Ruiz Saviñón.
En una temporada que inició anoche y termina el 26 de julio, en la puesta en escena actúan Cora Cardona, Rodrigo Mendoza y Sergio Rued. El director cuenta que vio la obra, dirigida por Alejandro Jodorowsky, en la década de los años 60, con las actuaciones de Carlos Ancira y Magda Donato, y que fue tal su impresión, que siempre quiso hacer su propia versión.
“Es tan actual que hicimos una adaptación a esta época porque habla de migrantes, habla del hombre, la mujer, la pareja, de la institución del matrimonio… toca todos esos temas que aborda también el teatro contemporáneo”, asegura Ruiz Saviñón.
Historia universal
Se trata de la obra maestra de Ionesco, a quien se le reconoce como el máximo representante del teatro del absurdo.
Esta adaptación le llegará al espectador después de una gira, en un montaje que se realizó para el público mexicano: “La presentamos antes en Estados Unidos, en un Festival Latino en Dallas. Se representó en español y la audiencia la comprendió muy bien; de igual forma tuvimos una temporada en Radio UNAM y ahora aquí en el Centro Cultural del Bosque”.
Eugène Ionesco, dice el director, era un migrante rumano en París, por lo que en esta versión transporta a los protagonistas a cualquier país del mundo, llámese España, Estados Unidos o México.
“El anciano es un inmigrante, trabaja en el ejército y para la sociedad, pero no le dan oportunidad, al final de todo, de poder decir lo que él quiere, entonces sigue siendo un inmigrante abandonado”, refiere el director.
Es una historia que habla de dos viejos que están encerrados; ellos representan a la humanidad. El director dice que tienen todo para tener éxito en la vida, pero ante las guerras y la violencia, nada se integra para el bien común. Ambos toman la iniciativa de escribir una obra para ir contando lo que quieren decir. Es un juego teatral que la gente acepta, porque mueve las fibras más sensibles.
Los ancianos se quedan con la idea de que su mensaje podrá ayudar a la humanidad, pero eso no es posible. Están aislados, justificando los fracasos de la vida y empiezan a crear personas imaginarias, pero llega el momento en que se encuentran ante una multitud de sillas vacías, entonces es cuando se integra el personaje del narrador, que podría entenderse como su liberación.
“La maravilla y la magia del teatro es que nosotros damos nuestra obra, que invita a pensar a la gente, a diferencia del teatro comercial, pero el público también logra divertirse, pues no es puro rollo, ya que aprende a luchar para salir del vacío”, asegura Ruiz Saviñón.
Invita a la reflexión
Ionesco creó una pareja de ancianos que justifican su existencia, sus fracasos y hasta las humillaciones de las que han sido objeto. El motivo por el que hay sillas en escena obedece a que han invitado a gente imaginaria. En el momento en el que se dan cuenta de que las sillas están realmente vacías, hace su aparición el narrador para subsanar ese naufragio, aunque es mudo, así que el gesto y la mímica cobran relevancia, se esfuerza en hacer señas con el lenguaje de sordomudo para comunicarse con el público.
El director dice que al concluir la obra, los expectores realizarán una reflexión personal porque los actores le hablan al auditorio: “Es para pensar sobre cuáles son las bases para intentar hacer que la humanidad se descubra y se inicie una nueva era. Pero mientras esté el dinero, que es lo que maneja todo, la lucha continuará”.
Las sillas se presenta lunes y martes, a las 20:00 horas, en el Teatro Orientación Luisa Josefina Hernández, del Centro Cultural del Bosque.
El vacío de la pandemia
Las sillas vacías no sólo están en la obra, reflexiona Eduardo Ruiz Saviñón, también en las butacas, que se encuentran sin espectadores, como consecuencia de la pandemia. “Lamentablemente en México y en el mundo todas las expresiones artísticas se han visto afectadas por esta situación sanitaria, lo que resulta realmente triste. Sin, embargo lo que pasa con el teatro comercial es distinto, pues a pesar de que la mayoría de la veces carece de calidad, tiene mucha audiencia”.
caov