La primera función del Teatro Juárez que se ofreció dentro del 47 Festival Internacional Cervantino, estuvo destinada a Guerrero, el estado invitado de honor, que eligió a la Orquesta Filarmónica de Acapulco, para mostrar parte de la riqueza artística de la entidad.
Para que su presentación resultara exitosa los integrantes de la Orquesta, bajo la dirección de Eduardo Álvarez, ensayaron a puerta cerrada, por la mañana, cada una de las partituras que dieron vida al programa titulado Gala Guerrerense.
Así que la Orquesta, creada en 1998 llegó con bríos, apenas se abrió el telón del teatro centenario y la agrupación musical inició la gala con la "Obertura A Guerrero" de Marcos Lifshitz.
Le siguió Horacio Franco con el Concierto para flauta de pico, que le compuso especialmente para él, el compositor israelí, Michael Wolpe.
La pieza implicó una dificultad técnica por lo que representa tocar dos flautas a la vez, y aunque por momentos el tripié del micrófono le estorbaba, la ovación del público fue la que determinó el veredicto a su interpretación.
Asimismo, el programa contempló la intervención del pianista Jorge Federico Osorio, acompañado por el Coro de la Universidad Autónoma de Guerrero y la Coral Harmonía.
Por la respuesta del público, la Orquesta Filarmónica de Acapulco cumplió en el Festival Internacional Cervantino.
Solo hubo un negrito en el arroz, el Teatro Juárez, el recinto que inauguró el ex presidente Porfirio Díaz, y que ahora es el máximo recinto cervantino, tiene unos servicios sanitarios que no son dignos de un foro como este, donde se presentan grandes artistas y reconocidas compañías y orquestas de todo el mundo.
lnb